Muy de vez en cuando, y seguramente más por atender a la reiterada petición de sus seguidores (que somos legión) que por interés propio o necesidad personal, Pájaro abandona su preciado retiro en las montañas para trasladar durante un breve tiempo los frutos de su trabajo creativo al valle, a cualquier valle.
En esta ocasión ha ocupado el hermoso espacio de la galería La Lonja 39/41, en Logroño, con una gozosa selección de pinturas, dibujos y esculturas en buena medida recientes, aunque acertadamente acompañados por obras fundamentales de su trayectoria, como la serie de exvotos, que, por sus características y formato, apenas han salido de la ermita de Lomos de Orios, el lugar donde y para el que se concibieron.
A pesar de no tener ninguna pretensión de muestra antológica, el título elegido, Vida y milagros, da al conjunto la dimensión de una "memoria personal" en la que se puede ver una parte significativa de lo que va dando de sí la peripecia vital de artista tan singular, desvelando cuánto hay de admirable en tantos logros conseguidos contra viento y marea.
La exposición atestigua una fértil trayectoria de intensidad libérrima, al margen de las modas, del mercado y de los cantos de sirena, y en tan fecundo camino se aprecia cada vez mejor su voluntad de expresar tan solo aquello que siente como esencial, reduciendo su intervención a lo imprescindible para que los materiales elegidos, a menudo seleccionados de su entorno vital, transmitan tanto como sean capaces acerca del tiempo y sus efectos, de una manera cada vez más delicada, más equilibrada, casi silenciosa. Y lo consigue, reiterando el milagro hasta llegar a hacerlo cotidiano, necesario, natural.

La hermosa serie de dibujos que titula Los milagros del agua refleja magníficamente una de las líneas de trabajo menos conocidas de Pájaro, que es su intervención en espacios naturales a través de procedimientos no invasivos, adaptándose a las cualidades del lugar y contando con la azarosa intemperie, el desarrollo vegetal y el imprevisible dinamismo de la fauna y el paso del tiempo.
En este caso los dibujos recrean una intervención demorada a lo largo de los años que crece paulatinamente en unas charcas de regadío junto a los viñedos arcillosos al este de Calahorra.

La exposición de Pájaro se expande hacia otros tiempos y otras latitudes a través de una larga serie de audiovisuales en los que se recogen algunas de sus intervenciones artísticas y pedagógicas, solo o en compañía de otros (músicos, activistas, científicos, agitadores plásticos,...), que sirven para refrescar la memoria de los viejos aficionados y para informar a los más jóvenes acerca de un camino personal arduo, exigente, tan cuajado de incertidumbres como de certezas, tan placentero como ingrato, tan desazonante como irrenunciable, tan necesario, tan autónomo.Me atreveré a decir, asumiendo el riesgo de cabrearlo irreparablemente, que su proceloso camino puede ser considerado modélico, ejemplar.
Aunque, por exigente, quizá no se le deba recomendar a cualquiera.
Puede que tan solo a los fervientes seguidores de San Juan de la Cruz, que en los Avisos espirituales en los que se refiere a "las cinco condiciones del pájaro solitario" que ha de tener en cuenta el alma contemplativa para estar por encima de las cosas transitorias, menciona expresamente estrategias tales como la necesidad de irse a lo más alto para no sufrir compañía, haciéndose amigo de la soledad y del silencio; afilar el pico para buscar la inspiración que flota en el aire; dejarse llevar desapasionadamente y cantar suavemente en la contemplación y el amor.
Todo un programa.
Sorprendente coincidencia, sin duda.
Como a la medida.
Igual de apropiado para artistas (viejos o jóvenes) y para gente que no aspire a otra cosa que a estar despierta, por encima de la propaganda y el ruido.
Ahí estará Pájaro, como referencia segura.
En la sierra y en los valles.
Roberto Pajares, Pájaro
Vida y milagros
La Lonja 39/41. Logroño
Hasta el 15.02.2025