miércoles, 26 de julio de 2023

Los dolores y los días

F.G. La ración de dolor de cada día en el escaparate de Castroviejo Librero. 07.2023.
Para la entrega número treinta y siete de mi expansiva y expandida exposición a la altura de los ojos y a pie de calle, (ya sabes, en la vitrina de acceso a Castroviejo Librero, en los portales de la Plaza del Mercado, de Logroño), he elegido el ensamblaje La ración de dolor de cada día que hice para mi primera exposición, titulada “ropavieja”, en la ermita de Lomos de Orios, porque me sigue gustando tanto como entonces y puede ser oportuno en los tiempos que corren. 
F.G. La ración de dolor de cada día. Ensamblaje de objetos encontrados. 07.2019.
Cuando lo presenté en este blog acompañaban a las fotografías del objeto unos luminosos versículos del evangelio de Mateo (6:25-34), que habla de los agobios humanos por las miserias de la supervivencia y de la feliz despreocupación de los pájaros y las flores, para acabar con esta recomendación: Así que no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal." (¡Cómo se nota que escribía al dictado de un ángel! Así, cualquiera).
Caligrafía de Roberto Pajares Pájaro en la exposición "ropavieja", en Lomos de Orios. 10.2019.
Bien sabemos que a veces padecemos más de uno, por acumulación o por coincidencia, y demasiado a menudo resultan insoportables. Los afanes y el dolor ligado a ellos no nos han de faltar. Otra cosa es “el día de mañana”, porque, como decía muy puesta en razón la abuela Marina, “no he visto yo ningún mañana”.
Utilicé para componer este “relicario” un celemín, antiquísima medida de capacidad para áridos (especialmente cereales), cargada hasta los topes de las espinas de un cactus de los llamados de “cabeza de obispo” que seguramente había muerto por exceso de (malos) cuidados y demasiado riego.
Aparentemente inerte, al recuperarlo para esta exposición compruebo sorprendido que el objeto ha cambiado porque las agresivas espinas se han ido lignificando y paulatinamente se van haciendo más negras, como las penas hondas, y mermando de volumen, con lo que andan más holgadas, quizá en el camino correcto para llegar a demostrar que no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista. Iremos viendo lo que nos deparan el azar y, sobre todo, la necesidad.

Para acompañar a esta postrimería he recurrido a tres hermosos libros que nos harán más llevadero y más consciente nuestro devenir por este valle de lágrimas: el titulado Primavera silenciosa, de la bióloga marina y zoóloga Rachel Carson, que trata sobre el proceso de contaminación de la Tierra y que está en el origen de la aparición de los movimientos ecologistas; el libro gráfico antifémina, con textos de Mª Aurèlia Capmany y fotos de Colita, secuestrado y desaparecido en las prórroga del franquismo por su feminismo beligerante y reeditado ahora bajo la supervisión de la excelente fotógrafa; y la edición por ABADA de los escritos de Walter Benjamin sobre Charles Baudelaire, incluida la traducción de sus poemas. 
Aprovechad el tiempo y elegid vuestros propios afanes.
Salud.


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