lunes, 26 de octubre de 2015

Rafa Lafuente en el Teatro Bretón: la visión del testigo

Rafael Lafuente. Dípticos de la exposición "Puesta en escena". 2005-2015.
Desde hace diez años, el fotógrafo Rafa Lafuente atiende un “encargo abierto” del Teatro Bretón para documentar la variada oferta de espectáculos que van pasando por su dinámico escenario. El compromiso es tan libre como arriesgado, ya que, sin ninguna directriz ni cortapisa, la absoluta autonomía del creador le ha exigido moverse sin red ni límites de seguridad por los aspectos más variados del hecho teatral.
A lo largo del tiempo, la imprecisa encomienda ha ido cambiando paulatinamente de intenciones y ha dado interesantes frutos cada vez más abstractos y fragmentarios, voluntariamente alejados del retrato clásico de las figuras en gira, de las espectaculares escenografías y de la utilería farandulera, de conocida potencia comunicativa y tan fotogénica como ya fotografiada.
Más que por los grandes nombres o por la dimensión espectacular de la vida teatral, (la que disfruta y conserva en su memoria el público habitual, la que se propone y potencia desde la administración y la que certifica la crítica y la historia local) Rafa Lafuente ha optado por mirar tangencialmente (como corresponde a alguien que cultiva sus intereses creativos al margen del teatro) lo que ocurre antes y después de la representación y fuera de la escena, en momentos que pueden estar cargados de urgencia y tensión pero casi nunca de dramatismo. 
Quizá sea oportuno recordar que la palabra “teatro” tiene su origen griego en la acción de mirar, y es anterior a los espacios de representación, a los textos dramáticos y a la actuación profesionalizada. La visión de un fotógrafo sería, en consecuencia, una mirada cualificada, probablemente la mirada idónea para dar testimonio, y el trabajo que nos presenta Rafa Lafuente es el resultado de una introspección muy teatral sobre el paso del tiempo y el recuerdo, congelando lo efímero y sirviéndonos momentos de verdad más que de espectáculo.
Convencido de que es “teatral” todo lo que pasa en los aledaños de un escenario, ha elegido para su trabajo el entorno “marginal”, fuera de la declamación del texto, fuera de la visión frontal, fuera de la apreciación global, y opta (atendiendo a las drásticas limitaciones de su medio de expresión) por prescindir de elementos esenciales relacionados con la voz, las palabras o el espacio sonoro. Solo queda el gesto, la imagen, el silencio.

Afirma Lafuente que “una fotografía tomada en un teatro constituye una doble puesta en escena, ya que intenta aprehender algo que, en sí mismo, ya es una representación del mundo.” Su trabajo sería, pues, acotar sobre lo ya acotado, encuadrar sobre lo previamente seleccionado por la gente de teatro. Y ese fotograma, esa visión parcial, vuelve a ser acotada para presentársela al público hasta llegar a una visión esencial, aunque se componga de fragmentos. 
La ingente cantidad de material acumulado a lo largo del tiempo creó al fotógrafo un nuevo problema: cómo seleccionar entre tanta abundancia y diversidad y cómo mostrar lo elegido como un todo orgánico y coherente aunque no llegue a ser (ni aspire a serlo) un relato ilustrado de la rica historia reciente del Bretón. No hay más edición en las fotos que la mera elección de entre el corpus general y su presentación como dípticos en los que, por afinidades evidentes o por extrañas relaciones, las imágenes se potencian, se compensan o se contrarrestan, y crean un microrrelato misterioso o una sugestiva imagen poética. 
La exposición es un resumen esencial de emoción y esfuerzo, de inteligencia y tiempo, una bella metáfora sobre el complejo y antiguo afán de los hombres por contar a otros lo que piensan de sí mismos y lo que les preocupa. Tanto si son actores como si son fotógrafos.
Rafael Lafuente. Aspecto de la exposición con público. Octubre de 2015.
El espacio donde se exhiben las fotos es el vestíbulo del teatro, un bullicioso lugar de recepción y tránsito, de urgencias y encuentros fortuitos, lleno de interferencias y paredes curvas en el que el espectador deambulante se enfrenta inesperadamente con tan atractiva sorpresa. Esas dificultades se han compensado acertadamente con la sabia elección del pequeño formato de las copias, su articulación y la disposición predominantemente horizontal, montaje en el que ha colaborado Susana Baldor, especialista en misiones imposibles.
Rafael Lafuente. Susana Baldor durante el montaje de la exposición. "Las manos de la que sabe." Octubre de 2015.
En definitiva, el trabajo fotográfico de Rafa Lafuente para el Teatro Bretón trasciende al generoso encargo documental previsto inicialmente e ilustra la inagotable pasión por contar, por representar, por divertir. Su opción ha estado siempre del lado del hallazgo visual y de la sensibilidad, y constituye un precioso recuerdo de la magia y el veneno del teatro. El reto, ahora, es “cerrar el encargo” y encontrar la manera de difundir adecuadamente todo ese excelente bagaje una vez que la exposición acabe. Es lo que se merece ese intangible patrimonio y la trayectoria del Teatro Bretón.
Un díptico inédito de Rafael Lafuente.

Rafael Lafuente
"Puesta en escena"
Teatro Bretón. Logroño
Hasta finales de 2015

4 comentarios:

  1. La extinción programada del arte en esta ciudad ha sido tan efectiva que una exposición en el deambulatorio de un teatro se convierte en la más interesante muestra con diferencia en la región. Y eso que los artistas siguen creando, los humanos no prescinden de los ojos, a pesar de que las autoridades sigan empeñadas en roturar cualquier indicio de inteligencia que pudiera contagiarse al pueblo, o incluso a los acólitos en sus propias listas de partido...
    Nunca el arte necesitó del marxismo con tanta urgencia. Bravo por Rafa y Susana. Y gracias a quién haya pensado que esta iniciativa podría tener interés... Lástima que ese espacio del Bretón no se convierta en un espacio más para abundar en lecturas y reflexiones que bien apetece compartir a la salida del teatro... Porque otro espacio interesante en sí mismo son esos pocos metros cuadrados en los que se agolpa el público a la entrada y la salida de la función... Sin duda un ambigú plenairista.


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  2. Gracias por tus palabras, Pachi.
    Espero poder seguir colaborando con el Teatro, y encontrar la manera de compartirlo con el público.
    Un abrazo,
    Rafa.

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    1. Merece la pena. Seguro.
      Gracias por venir a miracomosuena.
      Vuelve cuando quieras.

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