Si te molestan las distracciones de tu lugar de trabajo, haz como nuestro héroe y cálzate el Isolator de Hugo Gernsback (uno de los santos padres de la ciencia ficción): tendrás concentración y productividad asegurada, libre de las asechanzas y distracciones del mundanal ruido.
Pero el invento, como todo en esta vida, tiene su parte de riesgo, y si se demuestra que no das más de sí no le podrás echar la culpa al medio ambiente.
Al señor Michelín le hace falta un estilizador de preservativos. Al menos en esa época.
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