Dmitri Baltermants. Tchaikovsky. 1945. |
El aparente relajo del extasiado quinteto reunido en torno al piano vertical no esta exento de tensión: el fusil permanece en posición de "en prevengan" en manos del centinela, alerta ante la explosiva entrada de la naturaleza en escena, que ha dejado al adorno floral y algunos otros bibelots sin más sentido que dar equilibrio a la composición.
La fotografía, espontánea o dirigida, recoge un momento de relativo sosiego en medio del apoteósico estruendo final de la conquista de Berlín por el Ejército Rojo.
A poco que se alargara el recital es muy probable que, en esa búsqueda de consuelo, además de a Tchaikovsky los pianistas rusos recurrieran también a obras de Beethoven o de Schumann, porque los músicos y los aficionados no conocen enemigos, y no respetan las fronteras ni en tiempo de guerra.
Schumann. Escenas de infancia, Op. 15.
Vladimir Horowitz, piano.
CBS. 1968.
Pero la realidad acaba por imponerse, y todo es ocupado de nuevo por el ruido y la furia.
Tchaikovsky. Concierto para piano nº 1. Allegro con fuoco-Allegro vivo.
Emil Gilels, piano.
New York Philarmonic Orchestra, dirigida por Zubin Mehta.
CBS. 1980.
Dmitri Baltermants. Después de Tchaikovsky. 1945. |
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