jueves, 12 de diciembre de 2013

Placeres ociosos

Entre los placeres recopilados en su academia de ociosos por Tom Hodgkinson para dar contenido deleitoso a una vida tranquila, hay unos cuantos naturalmente “musicales”: (acudir a fiestas de amigos, 

Robert and Shana ParkeHarrison.

cantar, ordenar los discos, leer poesía, silbar, marcar el ritmo de las canciones, repicar campanas, bailar,…);

Jurgen Schadeberg.

bastantes que tienen que ver más o menos directamente con la percepción y disfrute de manifestaciones sonoras: (deambular por la ciudad, pasear al perro, ir a la playa, jugar con niños, contar historias,

Milton Glaser. Lord Jim, de Joseph Conrad.
chafardear con el cartero, aprender nombres de árboles y plantas, botar piedras planas sobre el agua, ver cómo corren los ríos, escuchar trenes nocturnos en la lejanía, visitar cuevas, esculpir, observar pájaros,

Fotógrafo desconocido. La charmeur d´oiseaux. París, 1910.
oír el rebote del granizo en el suelo, andar en bici, hacer hogueras, leer cuentos a los niños con voz impostada,

Edward Gorey.
dar saltos sin motivo aparente, chismorrear, mecerse en hamacas, atizar el fuego de la chimenea,…); y otras cuantas relacionados con el disfrute de la variada naturaleza: (caminar bajo la lluvia, tomar el sol, ver cómo corren las nubes, salir a pasear mientras nieva, sentir el viento en la cara y en el pelo, mirar por la ventana, 

Claude Monet. El estudio de la barca.1876.
subirse a los árboles, pasear en barca, …) 
Hay más, pero estas ocupaciones pueden servir como una modesta invitación para disfrutar de la vida.
Todo un programa. Por supuesto que la vida no es solo eso, pero “eso” es mucho y está muy a mano y a buen precio. Y viene acompañado de un inacabable repertorio de sonidos. 



Granizada de verano en Logroño.

Luego, como el día es largo, se pueden hacer otras cosas. A ser posible en el mismo sentido: tratar de ser más libre y sentirse más feliz.
Un manifiesto de la revista The idler, de Tom Hodgkinson.

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