jueves, 8 de agosto de 2024

Manantial

F.G. Manantial, (ensamblaje de objetos encontrados. 07.2019) en el acceso de Castroviejo Librero. 08.2024.

Manantial apareció en público en la ermita de Lomos de Orios en el otoño de 2019, como emblema (por así decirlo) de mi primera exposición, titulada ropavieja.

Cartel diseñado por Gabriel Santolaya.

Era un ensamblaje de dos objetos encontrados (una pieza desechada en la reforma de un cuarto de baño madrileño y una tupida malla de las usadas para facilitar el oreo de alacenas y despensas e impedir el paso a los insectos). 

Manantial en Lomos de Orios, con la delicada caligrafía de Pájaro.

Tan diferentes, tan hermosos, tan llenos de luz, tan hogareños y tan pasados de moda, enseguida cuajaron una buena relación sobre la mesa del taller, que se estabilizó una vez plegada la red a la medida de la boca de la jabonera; la estabilidad quedaba asegurada por la angulada trasera encastrable de la cerámica, que además permitiría colocarla sobre una superficie horizontal o sobre un abismo, adquiriendo en un caso la condición de agua mansa y en el otro la de cascada torrencial. Son las cosas que pasan con el agua, bien sabidas por quienes hemos padecido inundaciones y goteras.

Manantial en la galería La Lonja. 10.2021.

Dos años después formó parte de mi exposición lo que me mira, en la galería logroñesa La Lonja, y ahora reaparece como nueva para ocupar la refrescante vitrina veraniega de Castroviejo Librero, como entrega número cuarenta y ocho de mi exposición a la altura de los ojos y a pie de calle.

Como bien has supuesto, querido e improbable lector, el nombre de este ensamblaje es un guiño a la celebérrima fuente de Marcel Duchamp, con la que comparte su aseado origen balneario, aunque se observan entre ambas notables diferencias: la del maestro no renuncia a señalar a través de su firma a un autor (aunque sea apócrifo) y necesita de una peana que realce ante el espectador-usuario su imponente presencia, y en ese sentido podríamos decir que tiene bastante de monumento conmemorativo; por el contrario, Manantial brota anónima y libérrima, fresca, explosiva, frágil, vibrante, transparente, tan operativa a ras de suelo como en un alero. Siempre flexible y cambiante, en cada lugar es distinta y a cualquiera le transmite enseguida la sensación de espacio abierto y ventilado. 

Mientras la instalábamos en la vitrina se manifestó una posibilidad hasta ahora no contemplada, ligada al grito desesperado emitido por una crispada boca (los bocetos de Julio González para la Montserrat, o las versiones del grito de Munch, por ejemplo) o a través de una bocina amplificadora (tan frecuente en todo el arte de agitación, en el constructivismo soviético o en las dibujos de William Kentridge). Son las cosas del agua libre, que, como el arte, te lleva por donde quiere.


Dos libros singulares ocuparán durante el expandido ferragosto logroñés remanso tan placentero: el estupendo y más reciente poemario de Raúl Eguizabal, Sólo te lo diré una vez, con ilustraciones de Luis Mayo y editado con esmero de bibliófilo y de amigo por Estampa, y una renovada edición de La peinture chinoise, de Emmanuelle Lesbre y Liu Jianlong para Editions Hazan, que estudia y reproduce impecablemente más de trescientas obras en su mayoría inéditas, conservadas en China y procedentes de museos, institutos arqueológicos o santuarios religiosos inaccesibles al público. Ordenada por géneros (pintura religiosa, retratos, paisajes, animales, flores y pájaros, caligrafía, etc., supone "por su riqueza y originalidad, una verdadera suma que altera y renueva nuestra visión de la pintura china, con más de dos milenios de desarrollo e invención." Dos pozos sin fondo ideales para beber en ellos una y otra vez.
Nada más. Espero que sigáis los consejos de las autoridades sanitarias, y que no os deshidratéis. Para ello, nada como acudir frecuentemente a los manantiales y a las librerías.
Feliz verano.


4 comentarios:

  1. Como ciervo que a la fuente de agua fresca va veloz…

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  2. Se echaba en falta un manantial en la plaza del Mercado.

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  3. ¿Hay algo más hermoso que un manantial?

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