Águila de la colección de arte prehispánico del Museo Amparo. Puebla. |
"El águila soltó a nuestros pies
un abadejo de más de cuarenta centímetros
en la cima del cañón de Bagley Creek.
Le había dejado a ambos lados
la marca de las garras.
Eso y un trozo que le faltaba en el lomo.
Como la evocación de un cuadro antiguo
o un recuerdo muy lejano,
el águila voló con el pescado desde el Estrecho
de Juan de Fuca hasta el cañón, donde
empiezan los bosques y estábamos nosotros.
Perdió el pescado sobre nuestras cabezas,
lo soltó y planeó
hacia el valle que nunca se libra del viento.
Vimos cómo se convertía en
un punto y desapareció. Levanté
el pez. Ese milagroso abadejo.
Volver a casa del paseo y
por qué no, diablos, cocinarlo
con un poco de aceite y comerlo
con patatas al horno, guisantes y pan tostado.
En la cena, hablar de las águilas,
de un arcano y salvaje orden de las cosas."
Raymond Carver. Águilas. Recogido en Todos nosotros. Poesía completa. Versión de Jaime Priede. Anagrama, 2019.
Reverso de un águila de la colección de arte prehispánico del Museo Amparo. Puebla. |
Pobre abadejo, víctima inocente del orden salvaje de las cosas. Como casi todos los seres vivos.
ResponderEliminarEl águila es poco más que un gorrión en pelo malo.
ResponderEliminarComo caída del cielo, ella también.
EliminarSerendipias tróficas. Bon appetit!
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