viernes, 24 de julio de 2020

Los dioses lares

F.G. Los dioses lares. 05.2020. Foto de F.G.
En esta ocasión (y en contra de lo habitual) la adición ha enriquecido el resultado final. Quizá por el disperso origen de las partes y la diversidad de su forma y material: la hoja soltera de una herrumbrosa tijerita, un pequeño punzón y el marco de una caja de registro de fontanería, hierros de muy distinta aleación y escasa posibilidad de ensamblaje.
F.G. Los dioses lares, junto al Repositorio. 06.2020. Foto de Gabriel Santolaya.
 Hace tiempo que las piezas alargadas habían empezado en la mesa de trabajo su errática carrera como solistas, como atractivos personajes enjutos de aire siniestro, pero en cuanto el marco callejero llegó al taller todo confluyó en él con naturalidad. La profundidad del cuadrado permitió dar hondura a la escena de la extraña pareja: su esbeltez de cipreses les hacía generar hermosas sombras que duplicaban su verticalidad, y su ligereza les otorgaba cierta vibración y movimiento, algo parecido a un relajado aliento vital.
F.G. Los dioses lares, junto al Repositorio, en el zaguán de EspacioArte VACA. 06.2020. Foto de Jesús R. Rocandio.
Tanta cualidad, reconocida, tenía que ser valorada adecuadamente. Si formalmente tenían tanto que ver con las pequeñas hornacinas de la escultura doméstica romana, merecía la pena apostar por sus posibilidades protectoras y apotropaicas y nombrarlos dioses lares del lugar, en su altarcito portátil desde el que defender el territorio, el hogar y a sus moradores. En la exposición las horas de luz, en la Casa Bernáldez, en Viniegra de Abajo, se han aposentado muy apropiadamente en el muro frontal del atrio, junto al "repositorio", dando la cordial bienvenida a los abundantes viajeros en nombre de los organizadores y del artista.
F.G. Los dioses lares.  05.2020. Foto de F.G.
Por los azares de la vida les acompaña un precioso artilugio colgado desde la noche de los tiempos en el acceso a las viejas cuadras, que, liberado de su utilidad original, parece añadir, con su amenazante figura armada -entre anzuelo de pesca de altura, percha, garfio y gancho de carnicería- una exhortación sobre la conveniencia de llevarse bien y apreciar la hospitalidad de los unos y la amable y esperada visita de los otros. 
F.G. Los dioses lares, junto al Repositorio, en la entrada hacia las cuadras y trojes. 06.2020. Foto de Jesús R. Rocandio.

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