miércoles, 15 de abril de 2020

Sin aliento

F.G. Cuando íbamos al campo. Serie de cuatro collages hechos a partir de objetos encontrados. 03.2020.
"Primero hubo vagos rumores, luego incertidumbre y desconcierto; finalmente, escándalo y temor. Lo que estaba a flor de piel se hundió en la espesura de la carne, atravesando todo el organismo hasta revolver las entrañas. Lo que permanecía en la intimidad fue arrancado por la fuerza para ser expuesto a la obscenidad de las miradas. Con la excepción convertida en regla se hizo necesario promulgar leyes excepcionales que se enfrentaran a la disolución de las normas. Las voces se volvieron sombrías cuando se constató que la memoria acudía al baile con la máscara del olvido. Y en el tramo culminante del vértigo las conciencias enmudecieron ante la comprobación de que ese mundo vuelto al revés, en el que nada era como se había previsto que fuera, ese mundo tan irreal era, en definitiva, el verdadero mundo.»

Así empieza Rafael Argullol su novela La razón del mal, premio Nadal en 1993 y reeditada por Acantilado en 2015. Parece que hablara de nosotros y de "nuestro" caso, pero es la crónica distópica de un
 fenómeno que afecta a todos los niveles y estamentos de una sociedad en proceso de descomposición, con espacio abundante para la delación, el temor, la sospecha, el pillaje, la magia, la manipulación del lenguaje y la superstición. O sea, que no es buena lectura (¿o sí?) para tiempos de pandemia como el que vivimos, porque tiene bastante de espejo en el que nos reflejamos de cuerpo entero y muy poco favorecidos. Exánimes. 
Argullol destaca el valor indispensable de la memoria y la lucidez a la hora de superar el desastre, pero, como queda dicho, es novela. Nosotros, la especie humana, seguiremos tal cual, y cuando salgamos de esta, que acabaremos por salir, sembraremos las condiciones para que el mal se reproduzca, aunque corregido y aumentado. Y la amnesia seguirá, lamentablemente, reinando. 
¿O tal vez no?








2 comentarios:

  1. Pues resulta que (¿casualidad?) hoy he despertado con la palabra "ENTRAÑA" en la cabeza, que aparece potente en el texto profético de Argullol, y de uso no tan frecuente.

    El surtido que ofrece la RAE es variado:

    1. f. Cada uno de los órganos contenidos en las principales cavidades del cuerpo humano y de los animales.

    2. f. Parte más íntima o esencial de una cosa o asunto.

    3. f. pl. Cosa más oculta y escondida. (Las entrañas de la tierra, de los montes).

    4. f. pl. El centro, lo que está en medio.

    5. f. pl. Voluntad, afecto del ánimo.

    6. f. pl. Índole y genio de una persona. (Hombre de buenas entrañas).

    Parece que no fuera malo ir regresando a todo ello, o prestándole mayor atención, cuando menos.

    Cada quien según su gusto o ánimo, que el tiempo lento nos lo permite (por ahora).

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    1. Todo está ya en las palabras. Especialmente en un idioma tan pródigo y polifónico como el español. Sus creadores se esforzaron más y atinaron mejor que los actuales usuarios, deslumbrados por la coyuntura y el brillo de lo foráneo. Qué cosas.

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