martes, 28 de abril de 2020

Balanza en la Casa de la Imagen: a malos tiempos, imaginación

Balanza. La vulnerable intimidad. 2020.

Este tiempo de confinamiento y de ruptura de las prácticas cotidianas nos está demostrando que la soledad no tiene por qué inhibir ni atemperar la pulsión creativa de los artistas. Por el contrario, en los mejores casos, tan solo la modifica adaptándola a la nueva situación, la intensifica frente al inesperado desafío y hace que la amenaza sea vivida como un estímulo generador. 
Sirva como ejemplo el acuerdo al que han llegado el artista
José Carlos Balanza y la Casa de la Imagen, de Logroño, para mostrar “virtualmente” el trabajo reciente del primero (relanzado por la posibilidad testimonial de “ser visto” por otro público, seguramente mayor, distinto y de forma diferente) en un espacio cultural que necesariamente se reinventa de manera continua ante las amenazantes exigencias de la poco amable realidad.

Balanza. El hombre hipocondríaco se contagió a sí mismo. 2020.
La exposición de dibujos titulada Cabezotas es más que una obra coyuntural forzada por el aislamiento. Esos personajes han acompañado a Balanza toda la vida y cuentan las cosas que vé, las que le pasan, las que siente, aunque casi siempre se hayan quedado dentro del taller. Con cierta frecuencia los plasma sobre papel, de vez en cuando sobre lienzo y alguno, raramente, toma cuerpo como escultura. La situación de encierro doméstico, con el ordenador como "única" herramienta, le llevó a considerar que habían encontrado la oportunidad para saltar al primer plano en lo que confiesa una placentera experiencia, comprensible en alguien que entiende el dibujo como “el trazo que aparece como fragmento del continuo suceso de la vida; como anécdota que cuenta algo de lo vivido, o como la pura vivencia del dibujante en ese mismo instante en que dibuja.” 
Balanza. Lluvia. 2020.
A pesar del formato y de la técnica, esos dibujos tienen mucho que ver con su trabajo fundamental de escultor, con su lenguaje más personal y conocido: parecen, en ocasiones, dibujados con soplete y luego soldados, con la "escritura" marca de la casa. Es interesante ese recurso a la forma "obligatoria" de la cabeza, un marco informe para acoger todas las tormentas, expectativas y deseos que se generan en su interior, a veces como confuso ruido y otras a la manera de clara esperanza (qué bonitos esos azules, y qué atractiva la caligrafía de Hoy mi cerebro está triste, una obra asombrosamente leve, ultraligera). 
Balanza. Hoy mi cerebro está triste. 2020.
También se ve que son “obra de escultor” en la falta de interés por el fondo del dibujo, casi tan evidente como el menosprecio por lo que pueda haber más allá del perímetro de la cabeza. Parecen casi siempre esculturas bidimensionales, de pared, para estar recortadas sobre un muro neutro, muy matéricas, potentes, pesantes, dotadas de notable volumen. 

Balanza. Dosbocas, Malmete e Incertidumbre. 2020.
La forma de la cabeza remite inmediatamente a muchos creadores que a lo largo de la historia del arte la cultivaron incansablemente, aislada o formando series, como autorretrato o como forma más o menos abstracta, muchas veces como estrategia de autoconocimiento y más recientemente como parte de sus personales terapias psicoanalíticas, aunque la opción esencialmente monócroma de Balanza enlaza directamente con lo mejor del expresionismo, pleno de automatismo y gestualidad.
Balanza. Lloró hasta ahogarse. 2020.
Confiesa Balanza que la pintura siempre ha sido un asunto principal en su vida creativa, aunque la haya tenido abandonada durante largos periodos de tiempo, y que a estas alturas de la vida podría ser un buen momento para ir pensando un poco más en "cabezotas" y en pintura. El tiempo lo dirá. En cualquier caso, esta estupenda colección de dibujos “de circunstancias” elaborados digitalmente en el aislamiento doméstico señalan un estimulante camino lleno de posibilidades y sorpresas. Para quien los hace, para quienes los exhiben y para los que los vemos. Que sea para bien. 
Balanza. A las nueve se comió un reloj. 2020.


Casa de la Imagen. Logroño.
Balanza.
"Cabezotas"
Exposición virtual.

1 comentario:

  1. Vivimos un tiempo extraño y peligroso en el que hay que cuidarse y cuidar a los demás. Da igual el orden porque al final consiste en salir de “ésta” juntos y aprender a luchar contra este virus y contra otros futuros, entre los que, quizá también se hallen los “no físicos”, al fin y al cabo, unos y otros vienen afectando, desde su realidad, a la humanidad desde hace siglos.
    Todos pensamos en estos días cómo echar una mano, y hablando con Jesús Rocandio casi no tuvimos que decir una palabra para llegar a la conclusión de que hacer una exposición virtual para ayudar en esta lucha sería una buena cosa.
    Cuando colgué el teléfono y me quedé solo, pensando qué hacer, aparecieron en mi cabeza, como habitualmente hacen, mis “cabezotas”, dispuestos a cooperar, ellos que generalmente prefieren la intimidad del taller.
    La sensación que he tenido haciendo y mostrando estos trabajos ha sido buena, muy buena, como siempre que, tímidamente, han hecho acto de aparición, y no dudo que quizá vuelva a contar todas estas cosas que me pasan y que veo mediante ellos.
    Estoy feliz de colaborar en este proyecto con Jesús en la Casa de la Imagen y agradezco a Pachi y a “miracomosuena” la difusión de este proyecto que se suma a tantos y tantos proyectos que, cuanto menos, dan esperanza.

    José C. Balanza

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