viernes, 4 de octubre de 2019

ropavieja en Lomos de Orios


F.G. Manantial. Ensamblaje de objetos encontrados. 07.2019.
 Fotografía de Gabriel Santolaya.
Mañana inauguro en la ermita de Lomos de Orios (en Villoslada de Cameros, La Rioja) la exposición titulada ropavieja.
F.G. Las nieves perpetuas. Ensamblaje de objetos encontrados. 08.2019. 
Fotografía de Gabriel Santolaya.
Este es el texto que la precede:

"Lo que aquí te presento, querido viajero, es una parte de los materiales que he ido creando estos últimos años para mi blog miracomosuena, obras nacidas más o menos azarosamente a partir de mi memoria visual, construida a lo largo de toda una vida de curiosidad, contaminación e interferencias. 
F.G. El calígrafo. Ensamblaje de objetos encontrados. 06.2019.
El título elegido, ropavieja, parece más propio de los antiguos saberes culinarios que del arte contemporáneo; al menos aparentemente, porque mucho de “ropavieja” ha habido en buena parte de los movimientos artísticos de las vanguardias del último siglo (en el surrealismo, en dadá, en el constructivismo, en el arte povera, en los apropiacionismos pop, entre los situacionistas, en todo lo punk), conformando una profunda corriente transversal de largo aliento, una actitud interesada por los márgenes, por lo barato, por lo que en general se desprecia y se considera desechable. 
F.G. La ración de dolor de cada día. Ensamblaje de objetos encontrados. 07.2019.
La Academia de la Lengua define la ropavieja como un guiso que se hace a partir de restos sobrantes de otros guisos, y los etnógrafos hablan de un plato de origen sefardí al que en el castellano de la época se llamaba también andrajos, lo que resulta esclarecedor acerca de su escasa valoración social pero no afecta a lo suculento del resultado. Tras la expulsión de los judíos la receta se internacionalizó, y es frecuente encontrar “robabikias” en las cocinas nacionales del oriente próximo, al igual que en toda la América española. 
F.G. Mercurio. Ensamblaje de objetos encontrados. 06.2019. 
Foto de Gabriel Santolaya.
Esa voluntad de aprovechamiento y reutilización ha guiado también mi propósito. Mi “ropavieja” se hace con lo que se tiene a mano y con lo que se encuentra a lo largo de las caminatas por campos o ciudades, con lo que “ves por haber visto” después de haber ido por la vida con los ojos bien abiertos. Combinar, mezclar, enriquecer lo cotidiano a partir de una mirada no convencional, revolver entre los objetos y jugar con los conceptos: algo, por otra parte, que tiene mucho que ver con la actitud que nos guía en la infancia, siempre cargada de delirios creativos, de chocantes invenciones, del provechoso disfrute de la ensimismada soledad. 
F.G. La carta del herrero. Ensamblaje de objetos encontrados. 09.2019. 
Foto de Gabriel Santolaya.
Esta exposición aspira a ser un elogio de la pobreza y de la imaginación, de los materiales humildes y llenos de cualidades y posibilidades, de los saberes antiguos, a menudo considerados obsoletos y dados ya por inservibles, de la privilegiada pátina generada por el uso, del trabajo manual, de las herramientas primarias en cuanto instrumentos idóneos para llevar a cabo las ocurrencias generadas por la observación y el conocimiento práctico. Un elogio también de la buena idea que es no tirar nada, en la seguridad de que todo acabará por tener una segunda oportunidad y volverá a sernos útil y placentero, nutritivo para la vista y para la mente. 
F.G. La ley de la gravedad. Ensamblaje de objetos encontrados. 06.2019.
Demos una nueva vida a los objetos de nuestro entorno. Démosles una prórroga. Démosles otra vida, probablemente mejor." 
Visión más o menos general de la exposición ropavieja, en la ermita de Lomos de Orios. 10.2019. 
Foto de Gabriel Santolaya.
En todo el proceso de montaje he sido llevado de la mano por Roberto Pajares Pájaro, celoso santero y artista excepcional, que 
con Araceli y Clara me acogieron en su casa como a un amigo. Gracias por todo, por tanto.
En cuanto a vosotros, amables lectores, me gustaría que fuerais a verla.

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