jueves, 12 de abril de 2018

Caballo de Troya

F.G. La jaca de Peralta Hermes. Collage de imagen y objetos encontrados. 04.2018. 
Cualquier hermoso regalo, desde la guerra de Troya hasta ahora mismo, suele ser una estrategia dispendiosa de un pretendiente que aspira a superar los muros defensivos, más o menos inexpugnables, de una fortaleza deseada. Si el presente es aceptado, el amable enemigo entra sin dificultad hasta el altar mayor evitando el fatigoso asedio, y luego, cautivo y desarmado el equipo local, pasa lo que pasa.
En esta ocasión, tras el colorista señuelo de fina seda esgrimido como blasón desde dentro del camuflaje, galopa y corta el viento un cuadrúpedo de delicados cascos, quizá centauro, o mejor híbrido de equino y harpía por su apariencia amenazante y alada. Aunque, si bien se mira, el supuesto plumón cabalgante no sería sino el revestimiento vegetal de las hojas muertas de un viejo roble.
Se ve que estamos ante una ofrenda estacional, ligada a los cíclicos renuevos y a los eternos apetitos primaverales.
Detalle del Vaso de Mikonos, con la representación del Caballo de Troya. Siglo VII a.C.
Siempre se repite la misma vieja historia.

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