Ahí lo tienes, Randy Newman, considerado en su país con toda justicia como un tesoro nacional, rama privilegiada de un excelente tronco familiar de compositores de bandas sonoras para películas y de música popular, que a los 73 años ha sacado un disco nuevo, Dark Matter, con los ingredientes de siempre: ingenio, humor y ternura, para hablar de los temas de la vida cotidiana, la injusticia, el racismo, la violencia y demás abusos. También del amor y la pérdida, y de cómo pasa el tiempo. Y, como buen judío, de religión.
Randy Newman hecho un chaval. |
Llama la atención que habiéndole dedicado un retrato a Putin, "un psicópata que se esconde detrás de la apariencia de un tipo normal", no haya hecho otro tanto con su innombrable presidente, porque lo considera tan despreciable como irrelevante, a pesar del rastro de dolor que le sigue.
Pero lo suyo es la gente corriente en su cada día, recurriendo constantemente (para recrearla) a la enorme amalgama de la música popular de su país.
Un caso como el de cualquier rector de universidad. Como el de cualquier presidenta de comunidad autónoma.
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