Malick Sidibé hizo con sus fotos la crónica de la exuberante vida de Bamako en unos años (de 1950 a 1980) en los que Mali dejó de ser una colonia francesa para transformarse en un país independiente que aspiraba a cubrir su cultura ancestral bajo los signos más evidentes del consumo y las modas occidentales.
Malick Sidibé. Chico con pata de elefante, bolsa y reloj. 1977.
Tuvo especial interés por la actividad e inquietudes de los jóvenes, a los que retrató en el Studio Malick...
El Studio Malick en Bamaco.
...y fotografió en sus lugares de ocio, consiguiendo que se hicieran muy populares e influyentes sus series sobre grupos musicales y bailes, en las que, rizando el rizo, la música de raíz africana volvía a su lugar de origen de la prestigiosa mano de los intérpretes norteamericanos e ingleses.
Malick Sidibé. Fans de James Brown. 1965.
A sus evidentes cualidades para observar, elegir y componer (sus fotos llaman la atención por ser un prodigio de simplicidad, equilibrio y buen gusto) sumó su actitud cómplice y amigable hacia los protagonistas, y siempre confesó su deseo de transmitir alegría con su humilde trabajo porque consideraba que esa era su pequeña aportación para lograr un mundo mejor y más feliz.
Malick Sidibé. Bailad el twist. 1965.
No lo consiguió, evidentemente. Pero lo intentó, y ahí queda su hermoso documento sobre el deseo colectivo de recuperar el gozo de lo espontáneo, algo, en cierta manera, parecido al paraíso.
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