viernes, 15 de abril de 2016

Conectando a la gente

Kevin Spacey como Frank Underwood, y este como Abraham Lincoln.


En   sus lecciones de fontanería política, Frank Underwood, que ha llegado a presidente de los Estados Unidos en el cuerpo de Kevin Spacey dentro de la aterradora serie House of Cards, reflexiona sobre el presente, saliéndose de la acción coyuntural y mirando a los ojos del espectador, un recurso teatral tan antiguo como eficaz. 
Nos recuerda que puede tener acceso a nuestro móvil, al de quien está a nuestro lado, al de nuestro vecino, a los de nuestros conocidos y al de todos nuestros conciudadanos, y, a través de él, saber quiénes somos, dónde estamos, qué pensamos y lo que queremos. 
Frank (Kevin Spacey) y Claire Underwood (Robin Wright)
Puede vernos, entrar en nuestras casas y convertir esa información en votos para ganar unas elecciones, y se burla de su antecesor, el tramposo Nixon, al que echaron de la Casa Blanca por haber puesto micrófonos en un par de habitaciones del hotel Watergate. 
De la esperanza al poder. (A partir del cartel de Shepard Fairey para la campaña de Barack Obama)
Pero las enormes posibilidades de ese arma de manipulación masiva no se limitan al ámbito de la política, porque está al alcance de la mano de cualquiera y no solo en las del considerado “hombre más poderoso de la tierra”. Cualquier agencia, cualquier corporación, cualquiera con el suficiente interés, accede con toda facilidad e impunemente a nuestros datos. 
El Roto. 26.01.2016.
Y a nuestra costa: nosotros pagamos -sin rechistar y tan contentos por sus cada vez más amplias prestaciones- el teléfono y la factura.

4 comentarios:

  1. Que te roben las elecciones, pase, pero que te roben la cartera...

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  2. A mí Frank Underwood me recuerda y mucho a un afamado político de nuestra tierra... ¿o es al revés?

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    Respuestas
    1. Los estadistas...
      Ya se sabe.
      La voluntad de servicio y todo eso.

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    2. Aquí no necesitamos que parezca un accidente. Nos gusta dejar rastro, y que se sepa que se puede repetir con otra víctima.

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