jueves, 30 de abril de 2020

Marcos, 5:28


Antoine Veling. "Marcos, 5:28". (Iggy Pop en Sydney). 17 de abril de 2019. (Todas las fotos son del mismo autor y concierto)
El fotógrafo Antoine Veling acudió al concierto que dio Iggy Pop en el Opera House de Sydney, hace ahora un año, como mero aficionado y tras haber conseguido una entrada en la reventa. 

Aturdido todavía por la intensa experiencia de lo que vivió como un gran concierto y sin poder dormir a causa del subidón, se puso a editar las fotografías que había sacado sin acreditación, y apreció que una imagen destacaba del resto. Cuando Iggy interpretaba "No Fun", una canción de 1969 incluida en su primer disco con The Stooges, en su parte final invitó al público a subir al escenario para bailar con él, y eso es lo que captó: todos alrededor de Iggy, con la banda desaparecida detrás de la muchedumbre, fuera de la vista. Jos, su asistente personal, le sostiene el pie del micrófono, y los fans, extasiados, se arremolinan en torno al cantante, satisfecho por su sorprendentemente intacta capacidad de seducción. En medio del tropel, por su especial dinamismo, llama poderosamente la atención una mujer que trata de tocar a Iggy. 

La foto tuvo un éxito inmediato en las redes, y su apariencia de "Última Cena" la convirtió en un guiño fácil para los medios de comunicación en plena Pascua. 
Iggy le pidió permiso para utilizarla en la celebración, esa misma semana, de su 72 cumpleaños, y un artista londinense solicitó permiso para pintar la escena en un gran mural de inspiración caravaggiana. Y luego llegaron la explotación comercial, la popularidad y los premios.  
Y tan curioso título, ¿de dónde viene? Un amigo del fotógrafo, lector habitual de la Biblia, apreció en la escena fotografiada gran parecido con la narrada por uno de los Evangelistas: "Si logro tocarle, aunque solo sea su ropa, me salvaré". ("Marcos, 5:28").
Y, según cuenta Marcos, se salvó, porque cuando el Mesías se dio cuenta de la intención de la mujer, le dijo: "Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad".


Pero de un tiempo a esta parte, y quizá para largo, están prohibidos los conciertos y buena parte de las manifestaciones culturales masivas. Sus poderes sanadores y terapéuticos quedan secuestrados hasta nueva orden. Ojalá que dentro de las "nuevas normalidades" con que se nos amenaza vuelvan a tener cabida, para la estirpe de Lázaro y para la gente que confía en las propiedades redentoras de la música. Cuanto antes.

4 comentarios:

  1. Estupendas fotografías y muy bien traída la valoración terapéutica de la música, más aún de los conciertos en situaciones de crisis como la que ahora padecemos . Cualquier contacto con la creatividad, con la literatura, con la plástica, con el cine, con lo que a cada uno le conmueve es un estímulo para la vida. Por eso las expresiones artísticas debían considerarse también actividades esenciales, tanto como la comida.

    Pero lo que no entiendo es la relación de estas imágenes con la Última Cena. Semejante comparación evidencia que ya no conocemos ni los textos, ni la iconografía del arte occidental. Puestos a buscar parecidos porqué no pensar en las representaciones del Prendimiento de Cristo tan abundantes y bellas, desde Giotto a Caravaggio. Y los medios de comunicación también podrían usarlas para referirse a las celebraciones de Semana Santa.

    En todo caso muchas gracias por mostrarnos tus hallazgos. Qué importante es saber mirar.

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    1. Tienes razón. Afortunadamente en esas simplificaciones no se ha llegado a comparar la foto de Iggy Pop con el Noli me tangere de Tiziano.
      Vuelve pronto.

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  2. ¡¡¡Menudo pellejo tiene la iguana!!! Rascará la tira.

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  3. Y el tal "asistente personal", ¿no será en realidad el ministro MarlasKa?

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