Ángel Guache y Marcelo Pull, vistos por Katia Kalamar. |
Ángel Guache (un
extraordinario poeta de largo recorrido al que habría que clasificar
entre los raros y los movedizos) ha vuelto a las andadas con un
disco incendiario y gamberro -¡LIBÉRRIMO!-, en el que, apoyado en
el guitarrista Marcelo Pull, arremete, cual iconoclasta silvestre,
contra toda la imaginería del orden y el progreso.
Pull, Guache y Julián Hernández: forajidos de leyenda. |
El tonante repertorio
está formado por himnos, marchas, panfletos, romances, manifiestos,
consignas y alegatos en los que pretende plasmar, con la crudeza
primaria del fotomatón, la foto fija de la actual realidad española
dominada por el paro, el despilfarro y la corrupción (“Españaña
Españoña”, en la que canta con Julián Hernández), y dispensa
recetas de resistencia libertaria y pacifista (del tipo “darles con
una tranca, con una tranca de broma, no queremos revanchina”).
Junto a esas soflamas
sociales de amplio espectro épico (en las que aparecen también las
hondas devociones “calaveras” que se manifiestan a través del
culto a la nocturnidad, los garitos y el vino) recurre a otros
asuntos más propios de su acreditado espíritu lírico (“Poética”,
“Irregular”, “Identidad”, “Epitafio”), aunque sin
abandonar la bandera del ripio gozoso con la que envuelve su
hedonista actitud vital (porque “la alegría no es trivial”).
Ángel Guache instruyendo a la santa infancia. |
Ángel Guache se
muestra una y otra vez en estas canciones (como siempre, de hecho)
como una lúcida mezcla de goliardo, juglar y bufón que, para ser
creíble, empieza por reírse de sí mismo cultivando la cruel
autoparodia sin ningún pudor.
Las músicas van de la
polka saltarina al blues, pasando por el funky de carga policial, el
reggae de conversación en centro social okupado, el ska de guardería
(en la línea radical del caca, culo, pedo, pis), el punk para
construir su propio “god save the queen” “contra este gobierno
y contra el que vendrá”, y un bonito vals bucólico que le sirve como un guante para confesar en un modélico soneto que “no hago al verso sesión de
manicura, yo escribo como un terco karateca”.
¡Libérrimo!.Gas-Oil 2015.
En definitiva, un
conjunto de ritmos simples que emanan espontáneamente de la estrofa
poética popular y se amoldan a las necesidades de lo contado, con
arreglos machacones muy marcados y con vocación de convertirse en
himnos para ser interpretados a grandes voces por los espontáneos
“coros de la medianoche” en los que hacemos como que nos sentimos
libres.
Guache y Pull, buscando el tono para dar la nota. Foto de Leo Cobo. |
La banda, una especie
de tuna eléctrica, gamberra, dipsómana y acelerada, -con los guiños
corales liderados por Vanexxa-, está a la altura de semejante
proyecto: un disco irregular -lo que, viniendo de donde viene, es a
la vez una pretensión y un logro que lo hace extraordinario- y
complejo, una rara joya primitiva que llama la atención en medio de
nuestro panorama musical, dominado por fórmulas, reglas y clichés.
Muy interesante y original reseña sobre ¡LIBÉRRIMO! del gran Gestal en miracomosuena (una revista o cuaderno de notas imprescindible).
ResponderEliminar¡Gracias, maestro!
miracomosuena se caracteriza, entre otras virtudes, por el ingenio y el punto de vista original. Nunca decepciona a la afición.
Gracias a tí por tu generoso derroche de ingenio.
EliminarEso de "Gran Gestal" queda gracioso: como de personaje estrambótico de circo antiguo.
Muchísimas gracias, amigo Gestal. En miracomosuena siempre muy ingenioso y con un punto de vista peculiar. Es la primera reseña que sale del disco y seguro que será la más interesante. Gran abrazo!
ResponderEliminarMe abrumas, Ángel.
EliminarSeguro que habrá muchas más reseñas, y que serán más ajustadas e interesantes.
Ya sabes aquello de la serie de Adolfo Marsillach: "La honradez, siempre recompensada en España". La honradez, y el talento.
Salud.