Roy Lichtenstein. Flores negras. 1961. |
por calles sin un alma y en silencio,
al llegar a la puerta de la iglesia
miro el tablón que anuncia los entierros.
Veo el panel, patético recuadro,
clavado en el cristal como un edicto,
difusa aún su leyenda y me pregunto
de quién será el adiós definitivo.
Leo la identidad del ausentado,
los años que tenía, los parientes
que le unían al mundo y me retiro
andando a la oficina lentamente.
Sólo acierto a pensar con desconsuelo
que todo llegará y también mi esquela
tendrá al cabo un lector que se dará
la vuelta a los asuntos que le apremian."
Desiderio C. Morga. Esquelas. (Inédito)
Desiderio C. Morga lee su poema Esquelas.
al llegar a la puerta de la iglesia
miro el tablón que anuncia los entierros.
Veo el panel, patético recuadro,
clavado en el cristal como un edicto,
difusa aún su leyenda y me pregunto
de quién será el adiós definitivo.
Leo la identidad del ausentado,
los años que tenía, los parientes
que le unían al mundo y me retiro
andando a la oficina lentamente.
Sólo acierto a pensar con desconsuelo
que todo llegará y también mi esquela
tendrá al cabo un lector que se dará
la vuelta a los asuntos que le apremian."
Desiderio C. Morga. Esquelas. (Inédito)
Desiderio C. Morga lee su poema Esquelas.
Mayo de 2020.
No es la primera vez que Desiderio C. Morga, delicado observador de todas las cosas que importan en su pequeña patria najerina, se da de bruces con la muerte y sus mensajes, con las campanas, con las esquelas o con cualquier otro de los abundantes signos que tradicionalmente la han acompañado. Pero todo pasa, y todo cambia, y los asuntos apremiantes de cada cual van desarraigando a las hondas razones del corazón. Ya nadie presta oídos al callado tañido de la campana, y la muerte, como la vida, ha llegado a valer bien poco, tan poco como cualquier otra anécdota banal de las que nos van saliendo al paso. Como mucho, un acto administrativo.
Este hermoso poema que la gentileza de su autor nos ha avanzado formará parte de un libro todavía en construcción. Por decirlo con palabras de Desiderio, los materiales ya están acopiados, y ahora el poeta se dedica a planificar la estructura, corregir diseños, restaurar paredes... Seguro que acabará edificando un cómodo cobijo donde encontrarse a gusto para siempre.
Joan Hernández Pijuan. Casa sobre negro. 1990.
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F.G. Apulia. 05.2019. |
Gracias por el tratamiento que has dado a mi poema con tan acertadas ilustraciones y comentario. Pero quiero, sobre todo, felicitarte por un blog que desconocía y del que seré a partir de ahora frecuente visitante. En estos tiempo tóxicos es de agradecer el buen gusto, la elegancia y la mesura que sugiere. Muchas gracias; pachi.
ResponderEliminarDesiderio C. Morga.
Gracias a ti.
EliminarVuelve pronto. Estás en tu casa.
Un abrazo.