miércoles, 6 de mayo de 2020

El tiempo y su valor

David Hockney retratado por Lucien Freud en 2002. 
El tiempo es una magnitud viscosa, elástica, incierta, con la que no se deben echar cuentas por ser difícilmente mensurable. Casi tanto como el mérito artístico. David Hockney calculó que había posado para un retrato que le hizo el pintor Lucien Freud "más de cien horas durante un periodo de cuatro meses"; como retribución compensatoria, Freud le concedió al pintor Hockney posar para él dos tardes. Un trueque en especie, premonetario, bastante frecuente entre artistas.
David Hockney en el estudio de Lucien Freud durante la elaboración de su retrato.
¿Fue mucho? ¿Poco? ¿Demasiado? Lo provechoso del tiempo invertido depende más del gusto y del cumplimento de las expectativas de cada cual que de lo meramente "artístico", difícilmente evaluable, porque también en esto, o especialmente en esto, "lo que para unos es trapo para otros es bandera".
Lucien Freud retratado por David Hockney. 2003.
Seguro que en esta aparentemente desigual permuta ambos quedaron satisfechos por su papel en el trato y por la contrapartida (en la que verían algunas de las inconfesables carencias e incapacidades del admirado antagonista) aunque es probable que nunca lo reconocieran.
Acuarela preparatoria de David Hockney  para su retrato de Lucian Freud,
acompañado de su asistente David Dawson. 2003.

No hay comentarios:

Publicar un comentario