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Terry Haggerty |
Si cuando, tras armarte de valor, decides cruzar la calle prudentemente por un paso de cebra, y coincide que aparece a todo meter un neotractor blindado de esos tan de moda y tan caros que han colmatado las ciudades en estos tiempos de crisis, y, sin parar para facilitarte el paso como cabría esperar de la urbanidad hecha norma, sigue recto y te mira displicentemente, como recordándote que de haber querido podría haberte atropellado más o menos impunemente, no debes enfadarte porque no es para tanto, ya que, a efectos prácticos, piltrafilla peatonal, no te ha pasado nada porque el magnánimo condotiero te ha perdonado la vida.
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Terry Haggerty. Angular frequency. 2018. |
Si, además, el piloto acorazado hace un leve gesto indolente con la mano que le deja libre el teléfono, como aquel que quiere hacer como que se disculpa por la invasión de tu derecho preferente, tal circunstancia no habrá de considerarse como una tomadura de pelo añadida, sino más bien como un valor de mérito atenuante.
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Terry Haggerty. Surge capacitor. 2018. |
Pero si, por un momento, la preocupación apareciera en el rostro del gran timonel como reacción incontrolada a la sorpresa que tu invasiva presencia le ha causado, el pobre jinete motorizado quedará exonerado inmediatamente de cualquier responsabilidad, y tendrás que hacerle la ola, solo o en compañía de otros viandantes con los que hayas compartido el peligro y el milagro.
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