viernes, 13 de enero de 2017

Un recuerdo de Paco López Hernández en la hora de su muerte

Isabel Quintanilla. El marido de la artista dibujando a Antonio López. 1974. 
(Arrriba, a la derecha, una maqueta de La dama de la fuente)
Este hombre que, abrigado con una gruesa chaqueta de lana convertida en mono de trabajo, dibuja a su entrañable amigo de toda la vida es Francisco López Hernández, un artista excelente y un hombre silencioso, siempre discreto, atento a todo como si su labor primordial fuera ocuparse de captar y reflejar el intangible halo de la vida. 
Francisco López Hernández. Retrato de Antonio López Garcia. 1974.
Se ve que su mujer le conocía bien, y, aún siendo el protagonista de tan delicado dibujo, lo retrata de espaldas y oculta su nombre hasta en el título, en beneficio de los otros dos lados del virtuoso triángulo. 
Francisco López Hernández. Retrato de Isabel Quintanilla. 1972
Con esas cualidades personales y su férrea disciplina artística fue un privilegiado colaborador en muchos proyectos ajenos. Por lo que a los logroñeses nos concierne, Rafael Moneo le encargó una fuente para completar el edificio del nuevo Ayuntamiento de la ciudad. Su idea básica era ocupar el solar del viejo cuartel de artillería con una construcción que por sí sola definiera -con el esperanzado crecimiento de los árboles- una plaza articulada con la trama urbana precedente. Una plaza que, como en los mejores ejemplos mediterráneos, tuviera un reloj, una campana para subrayar el paso del tiempo, soportales y una fuente. 
La fuente de Paco López en la Plaza del Ayuntamiento de Logroño.
La fuente de Paco López aportó al magnífico edificio la escala humana y compensó en cierta medida el frío lenguaje de la arquitectura. Pero además generaba el sonido relajante del agua corriente de sus dos caños, que rompía incansable contra la pila de granito. Era un rumoroso imán para todo el que pasaba por allí, y la ciudad la adoptó abrazándola de continuo y dando su nombre y su imagen al periódico municipal, a un premio de narración breve y a una colección de libros. Bernardo Sánchez la convirtió en 1986 en silenciosa protagonista de una obra de teatro (Del coro al caño y del caño al coro), puesta en escena en su inmediato entorno cinco noches a las once en punto, y entre el público, discreto y entusiasmado por lo bien acogida que sentía a su criatura, estuvo el escultor.
Mancheta original del periódico municipal logroñés, diseñada por Jesús López-Araquistain 
a partir de la sugerencia de José Manuel Calzada. Las noticias, frescas y de primera mano.

Con el paso del tiempo el atractivo se ha mantenido -el creciente brillo, cada vez más dorado, del abrigo de bronce de Belén lo atestigua- y sigue siendo paciente compañía fotogénica de todo el que pasa por allí con cualquier intención. Pero, como de repente, se explicó desde su "casa de acogida" que los caños de la dama arrojaban demasiada agua, y que tal cosa era un despilfarro insostenible, y se le instalaron sendos pulsadores que desvirtuaron el sentido y la justificación de una escultura en la que el agua fluyente y sonante eran tan esenciales como el bronce y la piedra, y que explicaban, en palabras de Moneo y de cualquier buen observador, la belleza de "el arquearse de la espalda de una muchacha cuando bebe en una fuente." A la insaciable bebedora le habían cortado el grifo.
Francisco López Hernández en su estudio. Enero de 2016. Foto de Jaime Villanueva.


Como las desgracias nunca vienen solas, tan singular espacio fue invadido consecutivamente por un aparcamiento de bicicletas y una placa conmemorativa que, seguramente, merecería otro emplazamiento, y así, aquel marco sutil dentro de lo grandioso en el que jugaban el sol y la sombra con el murmullo del agua y las risas desapareció, enterrado por una serie de decisiones vestidas de eficiencia medioambiental. Como si el disfrute compartido de un espacio singular, sensual y complejo fuera cosa baladí y ajena a la calidad de vida.
Francisco López Hernández. Carmelito dormido. 1971.

Afortunadamente, hay asuntos en la vida que tienen fácil solución. Otros solo se salvan en el recuerdo.

1 comentario:

  1. Un bello homenaje a un artista en verdad discreto, Pachi.
    Él se lo merece.
    Rosa

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