La Sala Tondón, de Briñas, cumple cinco años de brillante
trayectoria bajo la certera dirección de Isabel Krug y Carlos Rosales, y aprovecha
la ocasión para presentar su página web en la que irá dejando memoria de la
singular relación que ha logrado establecer con los artistas invitados, que
han ido creando obra específica para ese lugar, siempre relacionada con el
pueblo y el territorio circundante.
La nueva exposición, la novena, está protagonizada por
Juanjo Ortega, que, haciendo uso de la libertad que proporciona el sentirse
entre amigos, ha pintado ocho cuadros para la ocasión, amoldando a las
características del espacio expositivo
todo lo que le ha sugerido el entorno otoñal, presidido por el Ebro y expandido
en sus campos y su cielo deslumbrante. Esa placentera sensación de estar liberado del “gusto del
mercado”, de sus compromisos y obligaciones, se aprecia en la simplificación de
su paleta y en una sorprendente tendencia a la monocromía, en la que se recrea
haciendo su pintura más leve, más lírica, a menudo dominada por atmósferas que
todo lo envuelven.
Recurre también, moviendo la línea del horizonte, a puntos
de vista poco habituales, forzando en ocasiones la perspectiva hasta el
contrapicado que transforma los arbustos de un viñedo en fantasmagóricos
árboles de gran porte que se recortan como sombras sobre ricos fondos de luz
poniente, o supeditando la escueta línea vegetal a un amplio cielo lleno de
matices que todo lo ocupa. Lo figurativo quedaría así reducido a una franja
inferior dominada por un informe cielo perfectamente abstracto, aunque, otras
veces, el viejo viñedo desnudo toma el protagonismo, elevando el horizonte en una rica
gama de grises que acaba fundiéndose con un cielo que anuncia el invierno.
Las vistas fluviales son menos pormenorizadas que en otras
ocasiones, aunque sigue cultivando con el mismo esmero transparencias y
reflejos, y recreándose en los efectos de brumas y densas nieblas.
Ha sacrificado para esta ocasión buena parte de su eficaz
oficio de pintor apostando por una expresividad sentimental próxima al
romanticismo, con ese difuso halo entre rosáceo, dorado y blanquecino, en la que la presencia
humana queda sugerida a través del campo ordenado por el trabajo.
La exposición de Juanjo Ortega, titulada acertadamente “Cielos y Briñas”, enriquece la brillante trayectoria de la Sala
Tondón, porque, además de convertir al “lugar” en tema, acierta al trasladar el
“momento” (este portentoso otoño) al color de la obra presentada, con esa
delicada paleta embebida de la infinita gama que la naturaleza nos regala.
Juanjo Ortega
"Cielos y Briñas"
Sala Tondón. Briñas. (La Rioja)
Exposición abierta hasta marzo de 2016
Hola Pachi, ver la obra de Juanjo siempre es un placer, y siempre algo te sorprende, como tú bien has percibido. Es un artista poseído por la pasión de pintar y eso se ve, por suerte para sus amigos y seguidores.
ResponderEliminarY también es magnífico que tú hayas creado Miracomosuena, el único medio en el que se habla de arte, literatura, poesía, música, en fin de Cultura, con conocimiento y buen criterio.
Gracias Pachi.
Rosa
Gracias a tí, Rosa, siempre tan generosa y atenta.
Eliminar"Acertadísimos apuntes de la identidad de Juanjo: la sensibilidad hecha hombre y figura."
ResponderEliminarCarlos Corres