Desapareció, con la desgraciada muerte de su promotor
Gonzalo Canedo, la editorial Libros del silencio. De su página web,
varada desde entonces, recojo -como pobre amplificador agradecido- dos hermosas citas y una declaración de
principios.
"Un libro es un fragmento de silencio en manos del lector. Aquel que escribe calla.
Aquel que lee no rompe el silencio".
Pascal Quignard.
Puño. |
"Cuenta san Agustín en sus Confesiones la perplejidad con la que contempló por primera vez a Ambrosio de Milán leyendo un libro en silencio: «Recorrían las páginas los ojos y el corazón profundizaba el sentido, pero la voz y la lengua descansaban». Una anécdota de la que no sólo tomamos nuestro nombre, sino que convertimos también en nuestra declaración de intenciones".
El propósito, tan válido para abanderar una editorial, sigue siendo perfecto como emblema y parapeto para la vida cotidiana en estos tiempos de tumulto y propaganda.
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