F.G. Saint-Paul-de-Vence. 09.2019. |
(...) "La profesional y su paciente sintieron afinidad de inmediato, y mamá se desahogó hasta vaciarse, y luego empezó a llenarse de autoestima y de antídotos químicos y emocionales. Y salió fortalecida y alegre como una castañuela, pero también osada y beligerante. La psiquiatra la convenció de que no debía callarse nada porque había permanecido muda demasiados años, así que empezó a guerrear con culpables e inocentes, tuvo a mal traer un tiempo a mi padre, y se metió en unos cuantos líos por soltar la lengua. Carmen, que de vieja leyó unos cuantos libros, no leyó sin embargo a Bioy Casares: «Para estar en paz con uno mismo hay que decir la verdad. Para estar en paz con el prójimo hay que mentir»." (...)
Jorge Fernández Díaz. Mamá. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 2011.
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