Refugiarse tras el parapeto de la bandera clausurando puertas y ventanas le protegía a machamartillo del inclemente sol y del escrutinio ajeno, pero limitaba drásticamente la luz y ventilación de su morada, y le impedía disfrutar del cambiante panorama y de la relación con el variopinto vecindario, cortándole de raíz el acceso a las placenteras expansiones de la convivencia diaria, sorpresas incluidas.
F.G. El Alcázar no se rinde. Calle Solidaridad. Logroño.07.2024.
Ellos se lo pierden
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