lunes, 15 de abril de 2024

A veces, por ejemplo,...

F.G. En el jardín del castillo. Osaka. 04.2024.

“A veces, muy a menudo, habla consigo mismo. ¿Con quién si no? Lo veo desde aquí, veo que mueve los labios. Sus labios le hacen compañía. Pero es difícil sacar conclusiones. Sus gestos…, bueno, sus gestos son los habituales, como si estuviese hablando con alguien. Tiene que haber alguien más ahí. Pero es muy difícil saberlo. A veces.
A veces percibo que algo se cierne sobre mí. No sé muy bien qué es. A veces baja en picado como el viento. A veces es como las uñas o los dedos de los pies en el rompiente. A veces es un color. Recuerdo que a veces empezabas a contar historias completas. A veces párrafos. A veces frases con la expresión «A veces». ¿Recuerdas cómo lo hacías? A mí me parecía un buen modo de empezar. «A veces». En otras palabras, no siempre, sino a veces. A veces esto o lo otro. A veces pájaros. Por qué pájaros, podrías preguntar. ¿Por qué pájaros? A veces. ¿Por qué color? A veces. ¿Por qué… el viento? ¿Perros? A veces me parecía que tenía todo el sentido del mundo. Tenía todo el sentido del mundo.
F.G. En el jardín del castillo. Osaka. 04.2024.
O podías empezar una frase o un relato con «Por ejemplo». Por ejemplo, un roble solitario que crecía. Por ejemplo, se levanta viento. Caen las hojas. El perro resuella. Las moscas zumban. Las mariposas aparecen y desaparecen. Las hojas caen por ejemplo a veces, no siempre. Solo a veces. “ (…)

Sam Shepard. Espía de la primera persona. 
Traducción de Mauricio Bach. Anagrama. 2024.
F.G. En el jardín del castillo. Osaka. 04.2024.

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