martes, 6 de febrero de 2024

El asombro de una voz

Edward Curtis. Sin título (Valiente arrodillado junto al agua). Circa 1905.
(...) "Y dice la leyenda que hasta los animales se quedaban suspensos al conjuro de su voz, como queriendo comprender lo que oían. Por lo que se recuerda, y hasta donde estas cosas pueden explicarse, era una voz muy bien timbrada, melodiosa, dúctil, redonda, que a los pocos años fue ganando en gravedad y hondura, y con tan ricos dejes y vibraciones musicales que, aun hablando en susurros, era posible percibirla de lejos, tan diáfana y cercana como si te hablase al oído. Sabía imitar muy bien las voces de los animales y los acentos de otras lenguas, y hacer de sabio remilgado, de idiota, de hombre o de mujer, de basto o de fino, y cuenta la leyenda que aquel niño conseguía extraerles a las palabras brillos, matices, posibilidades desconocidas hasta entonces que se escondían en lo profundo del sonido, y que él conseguía sacar y exponer a la luz. En sus labios, hasta los significados ganaban en alcance, en intención y en amplitud." (...)
Luis Landero. La última función. Tusquets, 2024.
John Stezaker. Máscara CLXXXIX, 2016.

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