Annie Leibovitz. Esqueleto de serpiente cascabel en la sala de estar de Georgia O’Keeffe. Abiquiu. 2010. |
(...) "En el verano, después de que se acabara el trabajo, la noche tardaba mucho en caer; el sol permanecía sobre las montañas, atravesando con sus tonos rojizos el humo de los incendios forestales lejanos, y, después, se hundía de pronto, dejando franjas color sangre en su estela.
A Phil le gustaba el hecho de que siempre, tras los talones del sol desaparecido, se producía un silencio asombroso, se creaba una pausa sobrenatural, y también le gustaba la manera en que luego invadían ese silencio unos sonidos mínimos que se arrastraban sigilosamente, como lo hacen las criaturas nocturnas en la oscuridad, los susurros de las hojas y las ramas de los sauces besándose, tocándose, del agua acariciando y tocando las lisas piedras del arroyo, de las perezosas voces humanas, cercanas en la amistad, que se filtraban a través de la lona de las tiendas.
Ese sol desaparecido generaba una repentina frescura que hacía que la bruma se levantara y flotara como un espectro sobre el arroyo, cargada del aroma del heno recién cortado."(...)
Thomas Savage. El poder del perro. Alianza editorial, 2021.
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