martes, 1 de diciembre de 2020

Entre el tributo y el atraco

Los santos inocentes. Cartel original. 1984.
En una reciente conferencia sobre la fortuna cinematográfica de las novelas de Miguel Delibes y acerca del frecuentado camino de doble dirección entre su obra y el cine que tanto amó, nuestro sabio amigo Bernardo Sánchez nos iluminó a propósito de una curiosa circunstancia que habrá pasado desapercibida para la mayoría de los espectadores enamorados de Los santos inocentes, la excelente adaptación cinematográfica que Mario Camus hizo de la novela homónima de Delibes en 1984. 
Los santos inocentes. Foto de Hans Burmann. 1984.
Los títulos de crédito y el cartel original de la película fueron diseñados por Daniel Gil (conocido fundamentalmente por su extraordinario y muy influyente trabajo como creador de las portadas de Alianza Editorial), a partir de varias placas del director de fotografía de la película, Hans Burmann, con la intención de recrear la serena belleza del trabajo que Paul Strand realizó en 1953 en torno a una familia de Luzzara, una pequeña ciudad italiana.
Paul Strand. La familia. Luzzara. 1953.
Poco tenían en común las dos familias campesinas de Extremadura y Reggio Emilia, salvo la pobreza atroz y cierta dignidad perpleja ante lo que las rodeaba, ineludible como una cruel plaga bíblica frente a la que no cabe sino la resignación, pero el homenaje (más o menos secreto) a la mirada equilibrada y "social" de Strand estaba justificado y la intención fue todo un logro comunicativo: esas imágenes congeladas nos transmiten desde el cartel y desde los títulos de crédito un anticipo veraz y el resumen perfecto, implacable y silencioso, de lo que la película nos va a dar con todo detalle.
Los santos inocentes. Foto de Hans Burmann. 1984.

Los santos inocentes. El cartel más difundido.

A los pocos días de la estimulante conferencia de Bernardo Sánchez llegaron a mis ojos, a través de un tuit de Diego A. Manrique, dos imágenes utilizadas como portadas de sendos discos: la del más reciente (2020) de Juan Perro, titulado Cantos de ultramar, fotografiado por Sergi García Gavaldá y maquetado por Cristina Cortés, y la de un viejo disco (1968) de Eric Burdon & The Animals titulado Every One of Us, sin información de autoría.

Seguro que, aunque ni el contenido, ni las premisas estéticas, ni la ambición del proyecto, ni el resultado, tienen nada que ver, alguna 
intención habrá para este evidente homenaje. Cualquier día nos lo explicará Santiago Auserón, que siempre ha dado tanta importancia como se merece a la presentación gráfica de su trabajo musical. 

1 comentario:

  1. Los hombres y la mamma. Me siento más cerca de la familia.
    Todos con Eric Burdon, piramidal, desde abajo. Cuidando el ego.Todos somos iguales, o parecidos, Juan Perro, equilibrados igualmente distribuidos, pequeños vistos desde arriba.
    Estéticas muy parecidas, más elaboradas las primeras, más cercanas las segundas.

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