Humberto Rivas. Malena 1985. |
El campo ha recuperado simultáneamente su variado verdor, a los pájaros y a sus cantos, y los restos de naufragios ajenos aparecen, pródigos, en los húmedos surcos recién arados.
El ligero ejercicio al aire libre, bajo el sol, tonifica el frágil cuerpo, anquilosado, y contrarresta la larga temporada de rigidez marmórea.
Es un día perfecto.
Por fin, menos mal, algo de acción.
ResponderEliminar¡Ay, Can(n)es! ¡Ya no son lo que eran!
ResponderEliminarQué cabrito
ResponderEliminarDesconfía del perro que no ladra y de las aguas quietas.
ResponderEliminarCascoperro...!
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