Tras tanto diminutivito, tras tanta condescendencia reiterativa y perdonavidas como percibió en la música y la letra con que amablemente le atendió la eficaz enfermera que le plantificó, a los pocos días de haber cumplido los sesenta y cinco años y con cargo al presupuesto de la administración sanitaria autonómica, una dosis de "vacuna antineumocócica conjugada" para prevenir el streptococcus pneumoniae, el paciente pudo constatar que había caído irremediablemente, de hoz y coz y para siempre jamás, en los brazos atosigantes de la incurable pandemia denominada vejez.
F.G. Estany Pudent. Salinas de Formentera. 03.2019.
Buena vida
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