miércoles, 2 de septiembre de 2015

Elogio de la pobreza

Gian Lorenzo Bernini. Éxtasis de santa Teresa. 1647-1652. Capilla Cornaro, Santa María de la Victoria de Roma.
En un reciente recuerdo de Teresa de Jesús al hilo de la conmemoración del quinto centenario de su nacimiento, el sabio José Jiménez Lozano trae a colación una cita de otro sabio, Américo Castro, que ya en 1928 y en su libro "Teresa la Santa y otros ensayos" recogía otra de nuestra excepcional "fundadora de conventillos"  acerca de los afanes que afrontaban las monjas que la reciben a su vuelta al convento de Toledo: “Como les vi mustias, les pregunté qué habían, y me dijeron: ¡Qué hemos de haber, madre! Que ya no parece somos pobres”.
La transverberación de Santa Teresa de Jesús.
Así valora Castro el sorprendente comentario y su permanente actualidad: “El elogio de la pobreza  tiene un sentido que rebasa el meramente ascético. Sea cual fuere la concepción actual acerca del ‘confort’, seguirá siempre siendo duro de salvar el desnivel entre la idea y el ímpetu de un lado, y los medios de otro; lo exquisito, lo esencial en arte, política o ciencia no suele coincidir con los momentos de dulce blandura en quienes cultivan ese tipo de actividades. De hecho es raro que la ciencia o el arte vayan a anidar en el mimoso repliegue de los millones. ¿Por qué han de ser siempre protegidas socialmente las formas más altas de la producción cultural?”.
"Me has robado el corazón con una sola de tus miradas." Cantar de los Cantares.
La reflexión permanece inoxidable a pesar de los años, y ese puente de verdad que va del siglo XVI al XXI tiene más razón y futuro que la mayor parte de las políticas de creación y difusión cultural construidas desde y sobre el poder de la riqueza, sin otro objetivo que regodearse frente al brillo del dinero.

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