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Jim Denevan. |
Si tienes buen pulso y aprobado el dibujo, puedes, -con un rastrillo, paciencia y un cubito-, pasar buenos ratos en la playa (o en cualquier otro desierto, como, por ejemplo, el de Nevada, o en el lago Baikal sin ir más lejos) tratando de poner orden y concierto entre tanto grano de arena movedizo.
Puedes amontonar volúmenes cúbicos
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Jim Denevan. |
o tensar espirales dignas de Fibonacci,
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Jim Denevan. | | | | |
crear un jardín ubérrimo sobre el cambiante erial
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Jim Denevan. | |
o cualquier otra ocurrencia que se te pase por la cabeza o que te vaya inspirando la previsible insolación.
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Jim Denevan. |
Estas efímeras obras de land-art fueron creadas desde 2005 por el californiano Jim Denevan en extensos lugares de medio mundo.
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Jim Denevan. |
Para apreciarlas en su justa medida hay que tomar la distancia adecuada (como pasa con la mayor parte de las cosas importantes de la vida), y tienen la ventaja de que mientras las haces se te hará de noche distraídamente, y con la noche llegará la fresquita.
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Jim Denevan. |
Y, a poco que pongas de tu parte, triunfarás en el chiringuito.
Serás el centro de la reunión.
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Jim Denevan. |
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