Joan Manuel Serrat. Portada de Mediterraneo. Diseño de Enric Satué. Fotografía de Colita. 1971. |
Hace mucho tiempo escuché, sorprendido, a un brasileño que daba gracias a la divina providencia por haberle dado el privilegio de coincidir en esta vida con Caetano Veloso. Parece exagerado, y me gusta pensar que seguramente tan ferviente aficionado habría acumulado otros motivos de alegría en este perro mundo, pero la verdad es que no es poca cosa encontrar en el camino a alguien que te transmite emoción y expresa cabalmente lo que consideras tus sentimientos, que coinciden en buena medida con las mejores aspiraciones de tus conciudadanos. Eso es lo que nos pasa a muchos con Joan Manuel Serrat, y eso explica la ovación con la que fue recibido.
Serrat en Logroño. 19.05.2018. Foto de Francesc Genista. |
Joan Manuel Serrat. Contraportada de Mediterraneo. Diseño de Enric Satué. Fotografía de Colita. 1971. |
Le acompañó un grupo extraordinario y reducido de músicos, dirigido por Ricard Miralles desde el piano, con David Palau a la guitarra, Vicente Climent a la batería, Tomás Merlo al bajo, Kitflus en los teclados electrónicos y Uxia Amargós a la viola, delicada y brillante incorporación que enriqueció y ayudó a empastar los estilizados arreglos del maestro Miralles. La voz de Serrat sonó fresca y vibrante, flexible, llena de matices y tan expresiva como siempre.
Ricard Miralles en Logroño. 19.05.2018. Foto de Francesc Genista. |
Ya sabíamos que el Nano es un gran contador de historias y que las hilvana de maravilla, como el que lava, haciendo que todo venga a cuento, y en el guión cupieron esta vez la mili y su capitán, las palabras y su significado, la luna y su cara oculta, los mares, los amores que dejan huella profunda a fuego lento, la desconsideración generalizada con las mujeres (de las que se confesó devoto), la codicia humana y la ceguera de los privilegiados ante las apremiantes necesidades de los parias de la tierra.
Con esos mimbres y un puñado de excelentes canciones (la mayoría propias o basadas en poemas de León Felipe, Antonio Machado y Miguel Hernández, pero otras de significativas y reivindicadas influencias, como La mer de Charles Trenet, o el Tatuaje de Valerio, León y Quiroga, armó un relato convincente, solidario y progresista, hermoso y lúcido, defendible ética y estéticamente, en el que el Mediterráneo reaparecía constantemente como eje dinámico de su vida sentimental y su carrera musical. Un añorado Mediterráneo que muere por nuestra ignorancia, imprudencia, inconsciencia y mala fe, capaces como somos de arrumbar con tanta abundancia, belleza y energía, tal y como cantó emocionado en Plany al mar, uno de los momentos clave de la noche, junto a los Cantares de Machado, con los que puso al público en pie (formando coros multitudinarios y espontáneos que se adelantaban entusiastas al compás del maestro) y su creación del poema Menos tu vientre, de Miguel Hernández.
Con esos mimbres y un puñado de excelentes canciones (la mayoría propias o basadas en poemas de León Felipe, Antonio Machado y Miguel Hernández, pero otras de significativas y reivindicadas influencias, como La mer de Charles Trenet, o el Tatuaje de Valerio, León y Quiroga, armó un relato convincente, solidario y progresista, hermoso y lúcido, defendible ética y estéticamente, en el que el Mediterráneo reaparecía constantemente como eje dinámico de su vida sentimental y su carrera musical. Un añorado Mediterráneo que muere por nuestra ignorancia, imprudencia, inconsciencia y mala fe, capaces como somos de arrumbar con tanta abundancia, belleza y energía, tal y como cantó emocionado en Plany al mar, uno de los momentos clave de la noche, junto a los Cantares de Machado, con los que puso al público en pie (formando coros multitudinarios y espontáneos que se adelantaban entusiastas al compás del maestro) y su creación del poema Menos tu vientre, de Miguel Hernández.
Las dos horas de concierto pasaron volando, casi tanto como los 47 años que tan bien le han sentado al viejo disco. Por una noche se olvidó que cada uno es cada cual, y allí se juntaron las derechas gobernantes y los descreídos gobernados. Fue una noche estupenda, divertida aunque cargada de melancolía feliz, y al menos mientras duró pensamos que cualquier día puede acabar siendo grande si nos damos una oportunidad y nos sumamos a la esperanza y al optimismo, al festín de la vida.
El maestro nos emplazó para enseguida, dentro de poco, en cualquier lugar, y ojalá que la cita se concrete cuanto antes y se repita muchas veces, antes de que nuestro cuerpo no sea más que polvo de camino sin otra utilidad que dar verde a los pinos y amarillo a la genista.
Joan Manuel Serrat
Mediterráneo da capo
Riojaforum. Logroño
19.05.2018
¡QUE BUENO ERES,TATO!
ResponderEliminarQue bien lo cuentas.
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