martes, 10 de marzo de 2020

Escenas de masacres

Eugène Delacroix, La matanza de Quíos (Scène des massacres de Scio). 1824.
Eùgene Delacroix confesó por carta a un amigo su intención de pintar para el Salón de París "un cuadro que tenga como asunto la nueva guerra entre turcos y griegos; de este modo, creo que las circunstancias me permitirán atraer la atención del público", y pintó La matanza de Quíos, un episodio de la guerra de independencia de Grecia contra los otomanos ocurrida hace ahora doscientos años, en la que fueron masacrados 20.000 griegos y reducidos a esclavitud los supervivientes. Por lo que sabemos, el pintor romántico logró su propósito a base de intensidad, emoción y técnica, y conmovió a los espectadores y a la opinión pública, y la obra maestra sigue expuesta en el Museo del Louvre.
Migrantes-refugiados sirios en el río Evros, en Turquía, rumbo a Europa.
A pesar de retratar a un vencido protagonista colectivo con muchos rasgos semejantes a los recogidos en la pintura de Delacroix dentro de otro episodio del infinito conflicto de las fronteras del este europeo; a pesar de su equilibrada composición, de su belleza formal, de su "clasicismo"; a pesar de la capacidad para transmitir desolación y patetismo, miseria y vulnerabilidad; a pesar de su inmediatez, de su urgencia y de su valor informativo, la fotografía del anónimo autor comercializada por la agencia AP no tendrá la misma influencia, sepultada por las imágenes que llegan cada día a los espectadores que miran para otra parte, buscando novedades y entretenimiento, hartos de las injusticias eternas.

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