Salen del portal casi simultáneamente dos vecinos con dos perros "de la misma marca" ataviados con innecesarios abriguitos protectores de distinto color. Tras satisfacer sus apremiantes urgencias los perros se aproximan, se olisquean, se encaran, gruñen y empiezan a ladrar conminatoriamente y a morderse, mientras sus dueños comienzan por tirar de las respectivas correas y enseguida se suman gozosos a la bronca, rompiendo ya que no una improbable (e innecesaria) amistad sí la imprescindible convivencia educada de cualquier escalera.
Ambrogio Lorenzetti. Alegoría del buen Gobierno. Circa 1340.
La culpa la tienen los que se empeñan en ponerse y en ponernos superfluos abriguitos, con lo bien que se va a pelo.
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