martes, 6 de diciembre de 2016

La reina de España

Portada de un breviario para la formación del espíritu nacional de los cachorros. Circa 1960.

No    os   despistéis entre tanto ruido e id a ver cuanto antes La reina de España, la última película de Fernando Trueba. Los expendedores de certificados de buena conducta, en su papel de administradores únicos de los títulos de españolidad, han señalado a Fernando Trueba como objetivo a batir. Le odian, como a tantos otros, porque reiteradamente se les escapa vivo de la picadora de carne que manejan con soltura y a todo meter. 
Clara León. Viñeta del storyboard de La reina de España.

Un  creador de historias siempre aspira a generar momentos memorables, a dar de qué hablar y a producir controversia, y si es un artista –y, como tal, libre, por definición- lo es en todo momento, igual cuando recoge un óscar o un premio nacional de cinematografía que cuando filma una brillante historia sobre unos personajes y unas actitudes que vienen condicionando (para mal) nuestra vida individual y colectiva desde la noche de los tiempos.
Rodaje de La reina de España. El cine (y los intentos de censura) dentro del cine.

Como dicen que pasa con la fe, el sentimiento patriótico es un don, y se tiene o no se tiene, y tan amigos. Cuando veáis la película confirmaréis (como seguramente sabréis por haberlo vivido en primera persona) que hay motivos de sobra para sentirse incómodos (o, simplemente, no sentirse, por elevación) dentro de la historia oficial que han creado los administradores de las esencias patrias. Ese sí, el de la “españolidad”, es un guión manipulado y mistificador, una historieta de conveniencia escrita desde intocables fundaciones muy bien subvencionadas con cargo a los impuestos de los partidarios y de los discrepantes. Poco más que la justificación de un eterno privilegio por la gracia de Dios.

La  película está llena de valores narrativos y cinematográficos (con un amplísimo elenco en estado de gracia por lo bien dirigidos, con una música excelente, con un nivel de producción lamentablemente infrecuente entre nosotros) y merece también ser vista porque nos hace sentir el placer de escuchar (de persona interpuesta, eso sí) lo que no nos atrevimos ni tuvimos oportunidad de decir en su momento al tenorino y a su amplísima y omnipresente recua.
Miguel Gallardo. Gente que no quiero de amigo en Facebook. 2012.

Las cosas que se dicen y se recuerdan sobre la reina Isabel y el general Franco (alfa y omega para muchos de “lo español”) son, en lo fundamental, históricas y demostradas, así que, además de pasar un buen rato, podrás, querido espectador, refrescar algunos asuntos sobre los que cada vez se habla menos, aunque sigan influyendo como causas profundas en la desigualdad e intransigencia cotidianas.
Lo  “español” no es unilateral, es complejo, diverso, y ha de ser, si quiere ser algo, necesariamente incluyente y liberado de prejuicios “patrióticos”.

Macarena Granada (Penélope Cruz) recién aterrizada para rodar La reina de España.
Así  que haceos un favor saltándoos a la torera el boicot cavernícola promovido por la eterna inquisición (ahora agazapada en "las redes") e id, cuanto antes, a ver La reina de España. 
Seguro que os gusta.

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