miércoles, 7 de diciembre de 2016

La fuerza (y el valor) del entusiasmo


Luis Fernando Pérez.

Se   dan en el ámbito de la cultura (sin demasiada frecuencia, lamentablemente) personajes extraordinarios, con un bagaje y un empuje superior al del buen aficionado, y que no siempre (por no decir casi nunca) son valorados de manera adecuada por los miembros de su círculo, cabildo, club, asociación o concejo, porque, llevados por su entusiasmo contagioso, sacan al grupo del estado habitual de dolce fare quasi niente a fuerza de hiperactividad y ganas y se empeñan (en más de un sentido, generalmente) en complicarse la vida y tratar de hacer real lo que parecía imposible, guiados únicamente por el afán de difundir entre los suyos lo que les entusiasma personalmente.
¿A  qué viene esta observación genérica?, te preguntarás, dilecto visitante. Viene a cuento porque quiero hablar hoy de un concierto extraordinario que ha organizado Luis Fernando Rodríguez Imaz (miembro de esa estirpe selecta que cuenta en el ámbito de la música con personas singulares como Jesús Amurrio, Eduardo Aísa y Chuchi Pérez Caballero, y en otros campos artísticos con ciudadanos eximios como Bernardo Sánchez, Fernando Gil Torner o Ricardo Romanos, todos ellos capaces de enseñar a ver y escuchar y excelentes generadores de vocaciones perdurables que acaban por cambiar la vida de los que sucumben a su benéfico influjo).
Arthur Rubinstein en una tarde como la que pasó en Logroño en 1916,


Luís Fernando Rodríguez Imaz regaló el pasado lunes a su ciudad, con motivo de la conmemoración del centenario de la sede social de Círculo Logroñés, un concierto del pianista Luis Fernando Pérez, un portento de técnica, sensibilidad y conocimiento de los que acaban marcando una época. Se recordó por la organización que, hace un siglo, tocó en el mismo salón el joven (28 años) Arthur Rubinstein, y había en el ambiente la contagiosa alegría de los que participan en acontecimientos que se viven como memorables.
¿Qué ha cambiado en ese salón y en la ciudad en estos cien años? Prácticamente todo. Hasta el piano, valor intangible si los hay. Continúa la mala salud de una parte del público, que cultiva el inveterado hábito del buen oyente que aprovecha los silencios y pianísimos para toser a boca llena. Y han aparecido en este tiempo los móviles, y se ha incrementado la circulación rodada del entorno, que aportó elementos de ruido aleatorio al contenido sonoro de la velada.

Luis Fernando Pérez.

El    maestro, visiblemente incómodo por tantas y tan imprevisibles interferencias, hizo de la necesidad virtud y nos obsequió con un concierto pedagógico, en el que describió las características del programa (Chopin, Debussy y fragmentos de las Goyescas de Granados y la Iberia de Albéniz) y dio algunas normas de urbanidad para oyentes que aspiren a ser respetuosos con el intérprete, con la ceremonia de la ejecución pública y con los otros participantes en la escucha atenta. Luis Fernández Pérez estuvo brillante con un repertorio muy exigente, idóneo para demostrar sus cualidades virtuosas, aunque manteniendo siempre su esencia popular, relacionada con el folclore, sobre todo en las piezas de inspiración española. Salvadas las distancias con el público de aluvión, relajado y dispuesto a todo, nos regaló una primicia de su próximo disco dedicado a Mompou (canción y danza numero 6) y acabó a toda intensidad volviendo a la Asturias, de Albéniz, con lo que concluyó su excelente repaso por un siglo extraordinario de música para piano.
Luis Fernando Rodríguez Imaz recibiendo a su invitado. 5.12.2016.

Así  que, como privilegiado espectador, solo me queda felicitar al extraordinario pianista Luis Fernando Pérez y agradecer al entusiasta organizador, Luis Fernando Rodríguez Imaz, y cuantos le han ayudado a hacer posible este memorable acontecimiento.
Que se repita cuanto antes, y ojalá no tengamos que esperar al próximo siglo.

1 comentario:

  1. Querido Pachi:
    Muchas gracias por tus generosas palabras hacia mí, salidas de tu corazón y amistad. Yo he sido inductor de este importantísimo evento en el Círculo Logroñés y por extensión para la ciudad de Logroño.
    Estoy satisfecho. Pero te has excedido en el halago directo hacia mí. Los actores auténticos que han hecho posible este concierto son todos los socios del Círculo, con su aportación diaria, como enfaticé en mi presentación previa al concierto, y la Junta Directiva con su Presidente Luis Miguel Martínez-Zaporta al frente. Recogieron mi propuesta, junto a otras, las consideraron en reunión directiva y el Presidente me dijo: ponte en marcha con la del pianista tu tocayo. Y desde finales de agosto a trabajar en ello, con la ayuda de todos. Lo conseguimos, gracias a esfuerzos comunes y caja común. Ha merecido la pena, vaya que sí. El Círculo Logroñés se enorgullece de este evento.
    Un abrazo.
    Luis.

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