Rosa Castellot. Penumbra en el Ebro. 2019. |
Ayer publicaron en el diario La Rioja una segunda “carta al director” enviada por mí en respuesta a otra de un colaborador en funciones de "crítico de arte" que ahora embiste contra mi, sin olvidar su malquerencia contra Rosa Castellot y Félix J. Reyes. Las pautas de esa sección exigen que las cartas no superen las 15 líneas (1000 caracteres con espacios), y por ese motivo la reduje. Difundo aquí la versión inicial, bastante más larga, porque, quizá, sea de vuestro interés.
Logroño, 27 de abril de 2021
En primer lugar vayamos con el título. El sujeto en cuestión glosa un título que no es mío. En “lo suyo” no hay crítica porque no hay crítico, como podrá confirmar cualquiera con ganas para releer el escrito de marras. Ese título, tan generoso como gratuito, no depende de mí, porque “en eso” no veo ni una cosa ni la otra. Tampoco en el corolario de hace unos días al que ahora respondo.
Alguien que en cuatro párrafos denigra a quien ataca diciendo de sí mismo que “presume” en el otro, “supone” en el otro, “barrunta” en el otro y “sospecha” en el otro, se está describiendo y se hace, sin darse cuenta, como siempre, un autorretrato de cuerpo entero muy poco favorecedor, tan deformado como si hubiera sido pergeñado entre la mondonguería de Las Ventas y el Callejón del Gato.
Se ha debido equivocar (otra vez, una más) con “otro Tal”, acaso por incapacidad propia o quizá porque le han fallado los cómplices inquisitoriales de su patético auto de fe. Yo, de salud, para mi edad y dentro de lo que cabe, me encuentro satisfactoriamente y no tengo de qué quejarme. Que alguien como el sujeto en cuestión, que se ha ganado la vida dedicándose a la medicina, haga en público y por escrito en un medio de comunicación rijosos chascarrillos tabernarios sobre aspectos relacionados con la salud y la edad de alguien a quien no conoce pone en evidencia la catadura profesional y la banalizadora deontología del sujeto en cuestión. Ese brochazo marrullero no tiene un pase, ni “ad hominem” ni “ad feminam”. (Al Doctor Marañón le daría para una nota a pie de página).
En mi escrito no hay descalificaciones, sino descripción de las machadas denigrantes del sujeto en cuestión, que se descalifica por sí solo. Yo no me tengo por nada. Hago lo que quiero con el tiempo del que dispongo, disfrutando mientras lo hago de mi relación con excelentes personas de las que siempre aprendo, y muestro el fruto de ese trabajo en lugares singulares al margen de ayudas institucionales o dineros públicos. Si gusta, lo agradezco. Si no, pues tan amigos, porque no es esa su principal intención. Aunque al sujeto en cuestión seguro que se le escapa tanto matiz, pero su opinión personal me interesa más bien poco. Creo que sólo he hablado con él dos veces, y por iniciativa suya: en la primera, en la Sala Amós Salvador, me pedía catálogos (que no le di, porque no eran míos) y en la segunda me anunciaba, después de una inauguración en la galería Planta Baja, que estaba preparando un libro sobre artistas riojanos que le iba a publicar el Gobierno de La Rioja y que tenía intención de utilizar algunos textos de mi blog sobre las exposiciones de algunos de ellos, a lo que le contesté que no tenía ningún inconveniente con tal de que citara la fuente, respondiéndome que él nunca lo hacía. No sé en qué quedó, porque ni le leo ni me importa.
De su insidiosa mención a mi relación con “el arte, la educación y la cultura”, he de decirle al sujeto en cuestión que la institución para la que trabajé durante más de treinta años tiene controles sumamente estrictos y eficaces en todo lo relativo a planificación, toma de decisiones, inspección financiera, gestión, seguimiento y evaluación de resultados de todos los actos administrativos (incluidos los culturales y educativos, naturalmente), y un estupendo archivo donde esa documentación se conserva perfectamente clasificada y accesible a cualquier interesado. Pero, evidentemente, lo que el sujeto en cuestión pretende es colocar un “hecho alternativo” (lo que en español se llama una mentira) en un medio de comunicación, y ahí queda para siempre la infamia.
Y, para acabar por mi parte, dos asuntos:
Uno de ellos es una aclaración para responder a la pregunta directa del sujeto en cuestión: yo, de Rosa Castellot y de Félix J. Reyes no tengo nada que ganar porque me lo han dado todo (amistad, cariño, conocimiento y mucho tiempo) a lo largo de una larga relación a la que he tratado de aportar el respeto y la admiración que se merecen. Solo por eso leí el libelo del sujeto en cuestión y solo por eso respondí a tamaña agresión. (Esta fijación del sujeto en cuestión con Félix J. Reyes y Rosa Castellot quizá le diera de sí al Doctor Freud para un articulito).
Y el otro es una pregunta reiterada, y cada vez más pertinente: ¿No se merece el diario La Rioja, sus propietarios, sus periodistas, sus colaboradores, sus suscriptores, sus lectores y sus anunciantes, alguien que trate con información veraz, desinteresado interés, documentación solvente, criterio y empatía asuntos tan delicados como son el arte, la educación y la cultura en nuestra región?
Gracias, otra vez, por su hospitalidad.
Francisco Gestal Tofé
Félix J. Reyes. Soledad deseada. 2021. |
Como podéis comprobar por estas obras de su próxima exposición, Reyes y Rosa están estupendamente y en plena forma. Una excelente noticia.