F.G. Vado de El Cortijo. 11.2020. |
lunes, 30 de noviembre de 2020
El buen camino
viernes, 27 de noviembre de 2020
Hoy es el "blas fraile"
jueves, 26 de noviembre de 2020
Orden y concierto
miércoles, 25 de noviembre de 2020
Todo vale
F.G. Entretiempo. (I). Collage. 09.2020. |
Entre las tres o cuatro peores cosas que siempre acompañan a las situaciones de graves crisis como la que ahora padecemos está el tener que sufrir a la legión de chiquilicuatres que aspiran a aprovechar la oportunidad para demostrar en lo suyo o en cualquier otra cosa de la que nada saben su madera de estadista churchiliano y su inagotable capacidad de sacrificio para mantenerse en primer plano y tratar de subir al machito, aunque sea a costa de ponerse en evidencia y hacer el ridículo.
F.G. Entretiempo. (III). Collage. 10.2020. |
Voces campanudas, énfasis improcedente, repeticiones innecesarias, ocurrencias injustificables, "alomojós”, opiniones a toro pasado, contradicciones flagrantes, suposiciones gratuitas,...
Todo vale.
Nada importa.
F.G. Entretiempo. (II). Collage. 09.2020. |
martes, 24 de noviembre de 2020
Nanas para Federico, de la mano de Jorge Padín y en la voz de Elena Aranoa
Todas las fotografías, salvo las mencionadas expresamente, son de Nando Ruiz. 2020. |
Junto al inmenso poeta, en el substrato de su prodigioso teatro, ligado de manera perfecta y delicada, hay un Lorca menos conocido, que es el enamorado estudioso de la cultura popular, de las canciones, del sonido de las ciudades, de las tradiciones, de “la clave inefable de la sustancia poética" de España. Y dentro de estas, también, de las nanas, un género idóneo para aprender, desde la cuna, en los brazos más acogedores, la música, la sentimentalidad, las cadencias, los ritmos elementales, las palabras, la poesía de un país diverso, cruel y lleno de contrastes.
Los españoles (como la mayor parte de los otros europeos) conocemos más y mejor la labor de folcloristas como Harry Smith y Alan Lomax, o los Folkways Records de la Smithsonian Institution, que el esencial trabajo de Demófilo, Agapito Marazuela, Bonifacio Gil o el propio Federico, que, para ser “popular” y contemporáneo ha tenido que esperar a que un canadiense sensible y de mente abierta lo haya puesto (en inglés) en música (vienesa). Algo habrá, en nuestra actitud colectiva, de mala educación (en sentido literal), de complejo de inferioridad, de desubicación, de falta de amor propio (y por lo propio, por la herencia recibida, de amor al propio idioma), para aceptar acríticamente esta servidumbre colonial voluntaria a las pautas culturales que dicta el imperio de la economía.
Por eso es tan importante y digno de apoyo el trabajo teatral y discográfico que durante este inagotable año de pandemia, contra viento y marea, ha puesto en pie la compañía Ultamarinos de Lucas y la cantante Elena Aranoa a partir de la conferencia que Federico dedicó a las canciones de cuna españolas, ese juego entre poético y musical que debería servir para “dormir al niño que no tiene sueño”. Un juego de sugerencias, que se juega con juguetes vivos, llenos de latidos, gracias al “soplo de la melodía”, la emoción y el dramatismo de la historia, al rítmico balanceo del cuerpo, al básico compás del corazón.
La variedad asombrosa de mínimas gemas, pulidas, brillantes, ha sido engarzada a la perfección en el espectáculo que titulan Las nanas según Lorca, y Elena Aranoa lo canta tan bien, tan brillante, tan vibrante, tan hermoso, que pienso que nunca lograría el propósito de dormir a un niño, porque lo mantendría ojo avizor, despierto esperando más y más dulzura, aspirando a que siga el juego, a que la complicidad dure otro rato más. Ha realizado un trabajo de investigación magnífico (impagable e impagado) sobre el oculto repertorio solo apuntado en la conferencia, un trabajo muy de agradecer que pone en pie admirablemente sirviéndose de la guitarra y de unos pocos elementos de percusión elemental a los que extrae virtudes insospechadas.
Jorge Padín, que representa a Federico, es, ya lo sabemos de otras veces, un extraordinario actor, muy personal, muy versátil, que navega seguro y libre sobre el precioso texto recreándolo, dramatizándolo, dándole profundidad, luces y sombras, sirviéndose de mínimos recursos escénicos (folios volanderos, figuritas de papiroflexia, unas pocas sillas) sobre el desnudo escenario, abriendo en su “lectura” las ventanas desde las que Elena Aranoa canta y toca este hermoso “mapa melódico de España”, este “esqueleto de aire irrompible” que nos une.
El espectáculo, lamentablemente, apenas se ha podido representar hasta ahora, no ha gozado de la fortuna que merece y tiene un futuro tristemente incierto.
La creación siempre obedece a un impulso irrefrenable, a una apremiante necesidad personal, y a menudo obtiene pago suficiente en su propio recorrido, en el proceso, en el tortuoso camino de esfuerzo, satisfacción y dudas. Pero el teatro requiere al público para completar el círculo virtuoso. Y si el encuentro no es posible, la interrupción de ese acto de amor y de entrega deviene en frustración.
Poner en pie un espectáculo, por pequeño que parezca, por humilde que se manifieste, es una labor ingente de estudio, de suma de voluntades, de multiplicación de esfuerzos propios y ajenos, de tiempo, de dinero.
Que un espectáculo no tenga oportunidad de representarse supone no solo el derribo de unas expectativas frustradas irremediablemente. También implica la pérdida del estímulo creativo del contacto con el espectador, su aportación, imprescindible para el enriquecimiento de la obra con la mejora paulatina por el uso compartido.
La emoción (en sentido amplio, múltiple) que supone el espectáculo en directo se ha revalorizado por las restricciones impuestas por la pandemia. La cultura vuelve a ser un acto cívico, de autoafirmación, casi militante. En ambos lados del escenario se nota un inusual brillo en los ojos y en el tono de la voz, el agradecimiento sincero de los intérpretes y del público. La necesidad de hablar, de dar las gracias, por acudir cada uno a su papel en la comedia, por tratar de mantener el necesario vínculo. Para hacer tan frecuente como nos dicte la necesidad esa posibilidad de participar en algo relevante, en algo necesario, imprescindible.
Nosotros tuvimos la suerte de que la compañía Ultamarinos de Lucas y Elena Aranoa, en una actitud muy lorquiana, no esperaran a que, como en la comedia homónima, El Público llegara a las puertas del teatro y el director le diera paso: ellos se atrevieron a salir a buscarlo donde estaba, al aire libre, en la calle, en la plaza, durante un momento de tregua de la reclusión domiciliaria. Y allí nos encontramos, una noche templada, para celebrar la música y el teatro. Lo agradecimos mucho y no lo olvidaremos.
Elena Aranoa fotografiada por Raquel Fernández. 2020. |
lunes, 23 de noviembre de 2020
Las formas
F.G. Hijos de la reconversión industrial. Ensamblaje de objetos encontrados. Obra en marcha. 10.2020. |
El espacio, la luz, las sombras.
Y que hablen ellas."
F.G. Maqueta para un improbable monumento a una internacional por venir. (Homenaje a Vladimir Tatlin). Ensamblaje de objetos encontrados. 08.2020. |
viernes, 20 de noviembre de 2020
A tontas y a locas
F.G. El experto financiero. Collage de imágenes encontradas. 11.2020. |
La audiencia bien lo sabía desde siempre, pero la empresa, que lo intuía, lo tomó al pie de la letra, como confesión de parte, y le dio la patada.
jueves, 19 de noviembre de 2020
Pamen Pereira, una amante de la vida
Pamen Pereira. Todo lo sólido se desvanece en el aire. 2020. |
A Pamen Pereira, como a Terencio, “nada humano le es ajeno”. Independientemente de las dimensiones y ambición de cada obra, (una gran instalación para un lugar específico o un pequeño dibujo sobre un material humilde) Pamen es una artista que siempre trasciende en su trabajo de lo puramente estético y que aspira a contar historias a través de su muy variada creación: unas veces trata de asuntos mayores, de sus preocupaciones por situaciones que afectan a muchos, a sus condiciones de vida y a sus aspiraciones colectivas (las justas reivindicaciones saharauis; la sistemática explotación neocolonialista de África; la fragilidad de la Antártida) y otras se refiere a las pequeñas cosas cotidianas, que nos incumben a todos pero de forma personal, individual, privada.
Pamen Pereira. Raíces hundidas. 2020. |
Pamen Pereira. Tiempo para Dios. 2020. |
La sorpresa de la maravilla, la levedad de lo inefable, de lo transitorio, hace de su trabajo un mundo deslumbrante en el que conviven la expresión barroca (teatral, escenográfica, plena de contrastes y dinamismo) y un imaginario cada vez más surrealista (lleno de ojos, de insectos, de inquietud), ambos muy bien asentados en el mundo duchampiano del objeto encontrado, aunque no cualquier objeto, sino seleccionado por la “memoria” que atesora, por la huella de su anterior propietario, por el rastro de su uso, tratándose casi siempre de objetos orgánicos, naturales, frágiles: perecederos, como la vida.
Pamen Pereira. Life I´m your lover. Serie de dibujos y collages sobre el evangelio del Tao. 2018-2019. |
Esta especie de “florilegio” que hoy te presento es el testimonio fehaciente del amor a la vida de Pamen Pereira.
miércoles, 18 de noviembre de 2020
Básico
martes, 17 de noviembre de 2020
Agur, Ben-Hur
F.G. Hornacina en un retablo en La Redonda. Logroño. 10.2020. |
lunes, 16 de noviembre de 2020
Cobijo y fantasía: unos cuantos ejemplos de "folies" en El Cortijo
F.G. Diez fotografías de construcciones rurales en los campos de El Cortijo (Logroño). 15.11.2020. |
En el mejor espíritu ropavejero (ya saben: esa eterna vocación de la cultura rural por hacer algo nuevo y útil a partir de lo desechable que se tiene a mano) nuestros vecinos de El Cortijo van construyendo a lo largo del tiempo, cerca del Ebro y junto a viñas y huertas, prodigiosas obras de ingenio vistoso que, de haber sido encargadas a un arquitecto-artista (que los hay y, sobre todo, los hubo) a cambio de una considerable cantidad de dinero y en otros materiales mucho más caros, podrían considerarse sofisticadas "folies":
esas construcciones "caprichosas" dominadas por la fantasía y ubicadas a lo largo de la historia en parques y jardines, de uso incierto (a menudo improbable, a veces directamente imposible) y casi siempre con bastante más de esculturas que de arquitectura.
Aquí va una pequeña muestra de estas "locuras" de uno de los dos barrios agrícolas logroñeses.
Esto es lo que dio de sí una mañana neblinosa de un domingo semiconfinado.
Puro disparate, en el mejor sentido de la palabra: algo extraordinario, siempre distinto, único, efímero.
La mirada de los paseantes puso el resto. Porque ver es, siempre, haber visto.
Échate a los caminos, y descubrirás maravillas. Ya lo verás.
viernes, 13 de noviembre de 2020
Confinamiento perimetral
F.G. Justo antes del salto de agua de El Cortijo. 11.2020. |
F.G. Rumbo hacia Monte Paterna. 11.2020. |
F.G. Por Prado Viejo. 11.2020. |
jueves, 12 de noviembre de 2020
Persona interpuesta
miércoles, 11 de noviembre de 2020
La cordillera
F.G. La cordillera. Ensamblaje de objetos encontrados. Obra en marcha. 07-11.2020 |
"El único hojalatero que quedaba en el pueblo
fue a buscar trabajo a Lonquimay.
No ganó mucha plata pero contempló la Cordillera.
Él no tiene Leica ni Kodak
así que se dedicó a dibujarla
para que sus nueve hijos la conocieran de verdad."
F.G. Tres miradas sobre la cordillera. I. 10.2020. |
F.G. Tres miradas sobre la cordillera. II. 10.2020. |
F.G. Tres miradas sobre la cordillera. III. 10.2020. |