Juan Luis Jiménez. Derribo. Logroño. 10.2024. |
Fueron hechas a ganchillo y con hilo de algodón egipcio seguramente en torno a 1970 por la dueña del piso, o por su círculo próximo, o por alguna artesana diligente que trabajara de manera irregular para un negocio de decoración pujante. Es una labor primorosa y monótona, muy exigente por la concentración que requiere, la tensión constante del pulso, el esfuerzo visual, lo inagotable de la labor. Permite, para compensar, hacerla al calor del hogar, escuchando la radio o en conversación tranquila, apropiada para la confidencia. Mucho mejor que el rosario.
Es probable que su dueña las tuviera en gran estima y las conservara hasta el final, pensando que eran algo digno de legar a sus queridos descendientes, que, obviamente, enseguida demostraron mucho más interés por el inmueble que por la memoria material que albergaba.
Los nuevos habitantes decorarán el piso rehecho conforme a los gustos variables de alguna dudosa revista de interiorismo, y verán como un signo de estatus y modernidad cambiarlo todo cada poco para conseguir no llegar a tener afectos por los objetos que les rodean, enseguida cargados con el estigma de viejunos.
Fanglu Lin. She. 6x3x0.5 metros. Hilo de algodón. |
Pero si les carga la dinamo y están bien informados, quizá caiga en sus manos alguna información de la Fundación Loewe que les cuente del trabajo de Fanglu Lin, que, en 2021 ganó su premio de creaciones artesanales con imponentes trabajos en hilo de algodón que, quizá, les recordasen vagamente a la
abuela y a sus cosas, de no haberlas mandado al vertedero antes de tiempo.
Con un poco de cariño y echándole ganas e imaginación, quizás...
Fanglu Lin. She is bursting No.1. |
Me gusta mucho como interpretas la foto y añadiría otra lectura que me enternece: el familiar que se ha molestado en preservar de las miradas ajenas el contenido del container ha querido darle un último uso a las colchas. S.
ResponderEliminarIlustrativo
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