F.G. La mano de Gulliver en el Ebro. 18.04.14.
Ya habíamos quedado en que ver es haber visto. Hoy estamos en disposición de afirmar que "sólo vemos lo que nos mira", tal como escribía Walter Benjamin en “El regreso del flaneûr” citando a su interlocutor, el escritor Franz Hessel (padre del "indignado" Stéphane Hessel).
Un ejemplo: las crecidas de los ríos acarrean cada año, envueltas en tumulto, grandes cantidades de materia orgánica de muy diversa índole, entre ellas troncos de árboles secos iguales al que apareció hace tiempo anclado en la isla del soto del Ebro a su paso por Logroño, frente al cementerio y el Pozo Cubillas.
Crecida en el río Ebro a su paso por Logroño. 02.02.2014.
Las feroces lecturas de la infancia y la iconografía que las acompañaba nos llevan a ver más de lo que salta a la vista: el bueno de Lemuel Gulliver trata de liberarse del cautiverio al que le ha llevado su desgraciado naufragio y se expande y desborda los límites de Liliput, en un momento de descuido de la minúscula turba.
La memoria difusa del relato nos mira, nos cuenta y vemos más de lo que vemos.
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