Francisco de Zurbarán. Santa Apolonia. Circa 1631. |
viernes, 28 de febrero de 2014
Dientes
jueves, 27 de febrero de 2014
Gulliver en el soto
F.G. La mano de Gulliver en el Ebro. 18.04.14.
Ya habíamos quedado en que ver es haber visto. Hoy estamos en disposición de afirmar que "sólo vemos lo que nos mira", tal como escribía Walter Benjamin en “El regreso del flaneûr” citando a su interlocutor, el escritor Franz Hessel (padre del "indignado" Stéphane Hessel).
Un ejemplo: las crecidas de los ríos acarrean cada año, envueltas en tumulto, grandes cantidades de materia orgánica de muy diversa índole, entre ellas troncos de árboles secos iguales al que apareció hace tiempo anclado en la isla del soto del Ebro a su paso por Logroño, frente al cementerio y el Pozo Cubillas.
Crecida en el río Ebro a su paso por Logroño. 02.02.2014.
Las feroces lecturas de la infancia y la iconografía que las acompañaba nos llevan a ver más de lo que salta a la vista: el bueno de Lemuel Gulliver trata de liberarse del cautiverio al que le ha llevado su desgraciado naufragio y se expande y desborda los límites de Liliput, en un momento de descuido de la minúscula turba.
La memoria difusa del relato nos mira, nos cuenta y vemos más de lo que vemos.
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miércoles, 26 de febrero de 2014
Hacer veces
Matt Groening. Salvapantallas de The Simpsons. |
Elaboración de los Presupuestos generales por el ministro del ramo.
Es lo que tiene la educación: a veces se escribe torcido con renglones derechos.
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Stephane Poulin. Soy un soñador.
Formas pedestres de dirigir la desafinada orquesta infantil, imponiendo patrones minimalistas y repetitivos a las cándidas almas más proclives a la música concreta, el ruidismo, el free, el arte bruto y la exuberancia barroca.
Blanca Navas. 2007.
Una acción completa de esta práctica educativa la recreó Blanca Navas en su obra Un dibujo al día haré, dentro del proyecto Pizarras Bizarras de la Escuela Superior de Diseño de Logroño.
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martes, 25 de febrero de 2014
lunes, 24 de febrero de 2014
Rocío Márquez: cómo reluce...
Rocío Márquez. Foto de Jean-Louis Duzert. 2013.
Enseguida de pisar el escenario del Salón de Columnas Rocío Márquez dijo sentirse como en casa, y así fue recibida y tratada por el apasionado público, como una vieja amiga que vuelve de visita y en la que nos alegra ver lo bien que crece como persona y como artista.
Los que la conocían iban a escuchar a una reputada especialista en cantes mineros y acabaron degustando un repertorio poco habitual, tan brillante como difícil, nada convencional. Pero el público (mairenero sin saberlo, en buena medida) quedó gratamente sorprendido por la inesperada oferta. Oímos cantes infrecuentes, y en algunos casos “neodescubrimientos”, como el viejo romance, que a los más jóvenes les pudo recordar gratamente (y salvando las distancias) a sus coetáneos rimadores-repentizadores y a las formas más verbosas del hip-hop.
Cantó mucho y bien, con selectas visitas a casi toda la geografía del cante, desde levante a poniente, y con una emocionada incursión en el norte minero de Santa Cruz del Sil: la noche tuvo malagueña y abandolaos, habanera y guajira, caracoles, el memorable romance de Córdoba de Pepe Marchena, tangos morentianos, la petenera, mineras, una seguiriya que fue haciéndose sobre la marcha honda y densa hasta doler, una larga serie de fandangos aprendidos en casa y en las peñas, para acabar con unas maravillosas bulerías, y siempre con generosas menciones de reconocimiento al santoral de su devoción e inspiración: Vallejo, Chacón, Marchena, La Perla, Pastora, Morente...
Rocío Márquez tiene una voz clara, brillante, limpísima, melismática, con una técnica muy depurada aprendida dentro y fuera del flamenco, y cultiva con acierto un virtuosismo que aspira por igual a la expresividad y a conseguir la emoción del oyente. A veces ha dicho que "uno canta como lo que es", lo que convertiría su dedicación al cante en una forma de autoconocimiento pareja a su desarrollo artístico y personal. Bonita tarea.
Pero tan dominante como en la calidad musical estuvo en el preciso control del rito del espectáculo: su presencia escénica resulta deslumbrante por delicada, tan sencilla como estilizada. Todo lo apuesta a una elaborada simplicidad para dirigir el ritual, con una capacidad admirable para comunicar y seducir: la forma de moverse, de mover las manos, los pitos como mínimas chispas, las palmas levísimas, los jipidos con los que recupera el aliento convertidos en sensual recurso expresivo, las casi imperceptibles cantinelas para entonar y afinar -poco más que un signo de complicidad hacia el guitarrista-; el reiterado afán por conseguir poner el corazón del oyente en un puño al alargar el final de los cantes -recreándose en la suerte y en su capacidad- manteniéndose en el filo más allá de lo aconsejable por el simple gusto de gustar...
El público, rendido al encanto y al esfuerzo, la premió de principio a fin con ovaciones unánimes de características taurinas, con olés acompasados, rotundos, unánimes.
Tuvo un excelente compañero en el guitarrista Manuel Herrera, que demostró ser experto en resolver con creativa imaginación transiciones y brillantes cambios de tempo; derrochó oficio estructurando y sosteniendo el romance, y controló a la perfección la pista para los peligrosos aterrizajes de la cantaora después de tan largos vuelos. Estuvo soberbio en el lírico arranque de la petenera, hizo una seguiriya memorable y unas bulerías que Diego del Gastor aprobaría con toda seguridad.
Dejando al margen el concierto de Logroño, (que, en mi opinión, resultó irreprochable), mirando a medio plazo y considerando las asechanzas de la industria y el mercado, veo dos amenazas que espero que Rocío Márquez sepa controlar en favor del desarrollo de su carrera: por una parte, el riesgo de recrearse en la facilidad -aparente- con la que todo le sale (cayendo en un repertorio "de gustar", con cierta tendencia a la "canción" y a la busca del rentable éxito mayoritario); y por otra el riesgo que para su faceta más creativa puede suponer el recurrir demasiado a menudo al “a la manera de”, lo que la podría conducir a un indeseable amaneramiento basado en clichés del pasado.
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Si sabe controlar esos aspectos y se mantiene en la autoexigente senda de las "inmensas minorías" señalada por su paisano JRJ, estará, dentro de muy poco, en las mejores condiciones para ocupar un lugar principal en la historia del cante. Por derecho propio.
Rocío Márquez.
Salón de columnas del Teatro Bretón. Logroño.
Jueves flamencos.
20 de febrero de 2014.
viernes, 21 de febrero de 2014
Chirigotas y cuchufletas
Robert Mapplethorpe. Keith Haring sobre Grace Jones. 1984. |
Robert Mapplethorpe. Keith Haring sobre Grace Jones. 1984. |
Vedla íntegra, que merece la pena: ni oposición parlamentaria, ni medios de comunicación, ni "la calle", han dicho tanto y tan claro sobre la que nos está cayendo encima, y además con rima, ritmo y afinación.
jueves, 20 de febrero de 2014
El invierno
Rosa Castellot. Nevada. 2014. |
Y un alto resplandor la inmensa llanura ilumina,
Seduce el Verano que pasó, y delicadamente
Se acerca la Primavera mientras la hora declina.
Espléndida aparición, el aire es más puro,
Claro está el bosque, ningún hombre
Camina por las calles, ya tan lejanas, y el silencio
Se hace majestuoso y todo ríe.
No resplandece aún la Primavera con la luz de las flores
Que tanto aman los hombres, pero estrellas
Claras hay en el cielo y bello es contemplar
El cielo tan lejano, que rara vez se turba.
Como llanuras son los ríos, las imágenes,
Aunque desvanecidas, más notable, la placidez
De la vida perdura, la grandeza de las ciudades
Con especial bondad se aprecia en la ilimitada lejanía".
Friedrich Hölderlin. El invierno.
(Versión de Txaro Santoro y José María Álvarez).
Recogido en Poemas de la locura (que incluye otros cinco poemas sobre el invierno). Ed. Hiperión,1994.
Rosa Castellot. Arbustos nevados. 2011.
Franz Schubert (a partir del poema Viaje de invierno, de Wilhelm Müller). Buenas noches.
Dietrich Fischer-Dieskau y Gerald Moore, piano. Deutsche Grammophon, 1972. |
Rosa Castellot. Mañana de nieve. I. 2010. Franz Schubert (a partir del poema Viaje de invierno, de Wilhelm Müller). Fuego fatuo. Dietrich Fischer-Dieskau y Gerald Moore, piano. Deutsche Grammophon, 1972. |
Rosa Castellot. Mañana de nieve. II. 2010. Franz Schubert (a partir del poema Viaje de invierno, de Wilhelm Müller). El organillero. Dietrich Fischer-Dieskau y Gerald Moore, piano. Deutsche Grammophon, 1972. |
miércoles, 19 de febrero de 2014
Es fácil apiadarse de los hombres que mueren...
Imagen captada de una pantalla de ordenador. F.G.. 01.2014. |
"Es fácil apiadarse de los hombres que mueren,
que se hubiesen salvado
de habernos apiadado de ellos antes.
Una tragedia ya representada
asegura el aplauso
que otra tragedia aún representándose
logra muy raramente".
Emily Dickinson.
Poema 1698. (Versión de Lorenzo Oliván).
Recogido en La soledad sonora. Ed. Pre-textos, 2001.
Jim Goldberg. El mapa de Demba. (De la serie Open See). 2008-2012.
"Me llamo Demba Balbe. Este mapa es la geografía mental de una tentativa de migración desde África hacia Europa: el relato de todas las dificultades encontradas hasta el reenvío final a África, tras dos años de periplo. Un testimonio de la desigualdad entre los seres humanos y de los traumas engendrados por el control de fronteras".
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martes, 18 de febrero de 2014
Sí se puede
Barbara Kruger. No. |
Puño. Recortes. |
Manifestación estudiantil. Logroño, 24.10.13.
De norte a sur, de este a oeste, ...
Como no hay dos sin tres y el que cita se cita (no estaría mal: inteligencia, concisión y comodidad), ahí va otra de la mano de Antonio Muñoz Molina, añorante en la distancia neoyorquina: "La mejor lección de este invierno viene del otro país, de la otra ciudad de uno, en la que nunca hace tanto frío, por fuera y por dentro. Con tesón admirable, con fervor de rebeldía y sentido práctico, con la ayuda de una ciudadanía valerosa, los trabajadores de la sanidad pública de Madrid han logrado parar una privatización que parecía inevitable. Madrid, qué bien resiste. La manera más segura de perder algo es darlo por perdido"
Qué ejemplo, otra vez.
Por supuesto que se puede.
Si se quiere.
De norte a sur, de este a oeste, ...
Juan Antonio Morales. Los Nacionales. 1936. |
Qué ejemplo, otra vez.
Por supuesto que se puede.
Si se quiere.
lunes, 17 de febrero de 2014
Poda drástica
F.G. Árboles secos, cortados para su posterior extracción. Logroño. 01.2014. |
Piet Mondrian. Árbol gris. 1911. |
Poda de plátanos de la Plaza del Ayuntamiento.
Logroño, 01.2004.
El resultado de esa práctica -además de exponer la salud del árbol- deja a la ciudad y a los pájaros "en pelota". Sirva como contrapartida compensatoria la ampliación coyuntural de las zonas de solana para disfrute de ociosos desocupados. Al menos las que no invade otra plaga de nuestros días: las terrazas bunquerizadas para fumadores recalcitrantes con las que el lobby de la barra ocupa lo mejor del espacio público urbano.
Harry Callahan. Árbol. Chicago. 1956. |
viernes, 14 de febrero de 2014
Unas cuantas greguerías sonoras
Hace ya unos años, la editorial Media Vaca (que busca a su clientela, según confesión propia, entre gente curiosa que desprecia el peligro) puso en circulación 100 greguerías ilustradas, seleccionadas por Herrín Hidalgo con dificultad y esmero de entre la apabullante producción de Ramón Gómez de la Serna, acompañándolas con hermosos dibujos de César Fernández Arias.
Ramón Gómez de la Serna visto por César Fernández Arias en el plinto del reposo. 1999. |
Tan precioso libro, como todos los buenos (según dice el editor, con toda la razón) "contiene el fragmento de un plano del tesoro. Sólo cuando reunamos todos los pedazos seremos capaces de descifrar ese secreto que parece tan bien guardado. A veces uno se toma su tiempo. No es raro empezar a leer a los 7 años y ver que a los 77 seguimos con el mismo libro entre las manos".
(A partir de esa edad nos compramos un libro electrónico, para poner el tamaño de letra que nos pida el cuerpo. Y el ojo).
De ese trozo del plano del tesoro os hemos querido presentar unos cuantos luminosos hallazgos sonoros de Ramón, para que os ayuden a caminar por la vida con los oídos bien abiertos.
Atentos todos, hasta ver.
jueves, 13 de febrero de 2014
Encaje de bolillos
Mike y Doug Starn. Alleverythingthatisyou. Veldertim. 2006.
La naturaleza es una fuente de inspiración constante para la creación artística y artesanal, unas veces por reproducción o imitación directa de sus formas visibles esenciales y otras porque, sorprendentemente, los modelos tradicionales elaborados de manera más o menos intuitiva han recreado estructuras que se dan en la naturaleza pero que no habían sido accesibles al ojo humano hasta mucho después, por su carácter microscópico.
Dentro de las nuevas sensibilidades e intenciones del arte contemporáneo se percibe una revalorización del ámbito privado, y, como consecuencia, de las labores manuales y saberes domésticos: tejer, bordar, hacer encaje, macramé o ensamblajes de telas son técnicas cada vez más difundidas y valoradas como parte de la reivindicación general del trabajo artesanal, de la memoria y de la vida sencilla. |
Anna Atkins. Cianotipo de algas. 1843.
Esos saberes suelen llevar aparejadas las "buenas prácticas" de su transmisión y aprendizaje, siempre por estrecho contacto directo y a menudo a través de vínculo familiar. Demostrar afecto suele ser su finalidad, y sus frutos han sido formas de regalo perdurable para los recién llegados a la comunidad o para renovar y confirmar los viejos vínculos.
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Wilson A. Bentley (alias "copo de nieve"). Fotografías de cristales de nieve. 1902.
Botánicos, científicos, fotógrafos y bordadores quedan enlazados en estos pocos ejemplos por una serie de valores compartidos: el afán de precisión, la delicadeza y el trabajo dificultoso y sistemático. En resumen: cierta atracción por la belleza ordenada.
Sonido de bolillos durante la elaboración de una puntilla
de encaje sobre un mundillo. Pepi Gestal. 07.02.2014.
Como rúbrica acústica, el sonido de los bolillos, varitas de boj torneadas -con el hilo devanado en la delgada parte superior y tenso por el peso de la inferior, más gruesa- que bailan bajo un compás trepidante marcado por las manos expertas de Pepi Gestal, mientras teje entre alfileres picados sobre una cartulina en la que se reproduce un modelo esquemático. Todo ello apoyado en un mundillo. La belleza de lo doméstico.
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