Carlos Rosales. One and three artists. 2016. |
Tan discreto como brillante (es decir: igual que siempre)
Carlos Rosales ha preparado para un lugar insólito (el negocio en Logroño de la
fábrica de materiales para baños Fiora, con la que suele colaborar aportando sus fotografías para las
campañas publicitarias de la marca) una exposición sin desperdicio. Empezando
por el título, Penúltimas crónicas mínimas. Pequeños desquites artísticos de
Carlos Rosales, perfectamente aclaratorio de las intenciones del artista:
hacer justicia al Arte Contemporáneo en un doble sentido, poniéndolo a la vez “en
valor” y en la picota.
Carlos Rosales. ¡Artistas! 2016. |
Para ello ha creado una historia portátil con lo que ha seleccionado
del arte de los últimos ochenta años, construyendo un museo de urgencia con sus
deslumbrantes luces y sus humoradas, dando cabida, de paso, en sus impecables
collages, a los perplejos espectadores,
al público esencialmente indiferente y al cada vez más omnipresente y todopoderoso
mercado.
Carlos Rosales. ¿Problemas pictóricos? 2016. |
Se adivinan, sin necesidad de mencionarlas expresamente, el
homenaje a la maleta-museo de Marcel Duchamp (la boîte en valise) y la
influencia de las estrategias -que podemos focalizar en Marcel Broodthaers- que
han convertido al artista en coleccionista o conservador de museo, en mediador
cultural o pedagogo que utiliza elementos ajenos apropiándoselos para construir
un relato (visual e ideológico) re-creando una (otra) historia del arte “personal”.
Carlos Rosales. Action painting. 2016. |
La práctica “sintética” utilizada por Carlos Rosales para
construir un modelo a escala y a la medida de su criterio tiene la misma
eficacia de la moneda antigua que, como nos recuerda Ricardo Piglia, puede
explicarnos la economía de una época y toda una civilización. Sus “crónicas” en
forma de cuadro aspiran a explicar el arte del siglo, aunque sea prescindiendo
de su prestigiosa aura y forzándolo hasta la parodia para que ilustre adecuadamente
el interés del intérprete que se apodera de aquellos ejemplos icónicos para ponerlos
a su servicio.
Carlos Rosales. Más. 2016. |
Carlos Rosales se apoya en Joseph Kosuth para definir qué es
el arte y, de paso, qué es un artista; sincretiza los juegos intelectuales y
la lucha generacional entre De Kooning y Rauschenberg, reflejándolos a través del
prisma costumbrista de Norman Rockwell; afronta los problemas constructivos y
deconstructivos planteados entre Mondrian y la influyente escuela de Lego; refleja al
Pollock superado por la gestualidad anónima en los muros urbanos; profundiza en
el valor de largo alcance del dibujo como herramienta de conocimiento y
representación; cuantifica la mercantilización especulativa de obras de reproducción
mecánica, y todo ello lo resume en la capilla warholiana que transporta entre
las legiones de fieles los valores de la sopa y del tomate, tan atentos a
la propagación de la devoción como a los cuantiosos óbolos.
Carlos Rosales. 999 céntimos. 2016. |
Carlos Rosales. The Factory. 2016. |
Todo esto (y mucho más que sin duda apreciará el avisado espectador) en un muro de cinco metros.
Vista de la exposición de Carlos Rosales en el Experience Room Fiora de Logroño. |
Y como se nos han anunciado como “penúltimos”, quedamos a la espera de los siguientes, que no han de ser los últimos. Ojalá.
Carlos Rosales
"Penúltimas crónicas mínimas.
Pequeños desquites artísticos"
Experience Room Fiora
Avda. de Portugal, 12
Logroño
(Hasta marzo de 2017)