Cuando no acudes a la cita con el eclipse algo tienes que hacer, además de ver las fotos de los amigos y de los medios de comunicación. Sirve, por ejemplo, un poco de magia clónica ratonera después de desayunar y antes de salir de casa hacia otros eclipses particulares. Al final de la sesión, en el ambiente rosáceo de un amanecer impoluto en pleno veranillo de San Miguel, la luna acaba por ocultarse por poniente, llena y hermosa, como suele, sin publicidad y sin darse importancia. Madrugar (y trasnochar) a toque de corneta está sobrevalorado.
Taiyo Onorato y Nico
Krebs. Cámara armadillo. 2012.
En tiempos de disolución de la cámara
fotográfica como objeto específico para captar y fijar imágenes,
sustituida al galope acelerado por todo tipo de cachivaches
tecnológicos (teléfonos, tabletas, relojes y lo que venga) resulta
estimulante que algunos fotógrafos recalen en las viejas prácticas
de los pioneros y, cargados de ironía e imaginación, construyan
prototipos operativos y vistosos, aunque su dimensión utilitaria
está por ver y su generalización en el mercado parece bastante
improbable.
Taiyo Onorato y Nico
Krebs. Cámara de madera. 2014.
Los fotógrafos Taiyo Onorato y Nico
Krebs afirman que encontraron en los “rastros” estos chocantes
objetos de su colección, que, además de su imprescindible
componente tecnológico, derrocha valores arqueológicos,
etnográficos y, ya puestos, hasta telúricos.
Taiyo Onorato y Nico
Krebs. Dos versiones de la Cámara cuerno, con sus posibilidades acústicas. 2011.
Reviven así una vieja tradición
manufacturera de apañados creadores de artilugios, aplicados
artesanos que construían a la medida de sus sueños extrañas
máquinas con las que desarrollar su incipiente oficio artístico.
Taiyo Onorato y Nico
Krebs. Cámara tortuga. 2011.
Sobre “cuerpos” de origen diverso,
los requisitos técnicos están bien servidos: excelentes lentes de
óptica graduable, fuelles extensibles con sus guías de enfoque,
soportes para la película, amplios visores, …, ¡y, además, sin
paralaje!
Taiyo Onorato y Nico
Krebs. Otra Cámara tortuga. 2011.
Una bonita mezcla de óptica,
taxidermia, mecánica, ebanistería y bibliofilia (aunque los libros de grandes
fotógrafos, teóricos e historiadores han sido ahuecados
convenientemente).
Taiyo Onorato y Nico
Krebs. Cámara libro. 2011.
Confiemos en que no se haya hecho
sufrir a los pobres animales que han aportado -tan generosa como
inconscientemente- sus herméticos chasis a esta modalidad de ciencia recreativa.
La realidad
desapareció tras un "relato" que no pretendía otra cosa que fascinar a
la audiencia, porque "el relato" siempre es un cuento interesado. En "el relato" se aprecia sin demasiado esfuerzo un autorretrato (individual y colectivo) inmerecidamente favorecedor: poco más que una complaciente falsificación.
Carl Andre. Espiral. Foto de F.G. 07.2015.
"El relato" se escribe desde la madriguera, aunque su aspiración de vuelo en la "hoja de ruta" del autoproclamado portavoz sea interplanetaria.
Carl Andre. Espiral. Foto de F.G. 07.2015.
"El relato" es un arma arrojadiza, y desde la primera escucha queda claro para todos y para siempre el reparto de papeles en "el proceso", quién es el astuto sastrecillo y quién el mendaz rufián.
"Dilátanse las sombras y decrece el día y de la noche el negro manto guarnecido de estrellas aparece". Miguel de Cervantes. El viaje del Parnaso. 1614.
Cy Twombly. Cuatro estaciones. Otoño. 1993-95.
Nos cuenta el Observatorio Astronómico Nacional que "el otoño de
2015 comenzará el miércoles 23 de septiembre a las 10h 21m hora oficial
peninsular, a las 9h 21m en Canarias. Esta estación durará 89 días y 20
horas, y terminará el 22 de diciembre con el comienzo del invierno. Durante el otoño de 2015 se producirá un eclipse total de Luna (el 28
de septiembre), que será visible desde España. En cuanto a los
planetas, el cielo matutino estará dominado por Venus (muy brillante al
comienzo de la estación), Marte y Júpiter. A ellos se unirá Saturno al
final del otoño. El principio de la noche estará dominado por Saturno
hasta mediados de noviembre.
Thomas Ruff. Estrellas. 1989.
El inicio astronómico de las estaciones viene dado, por
convenio, como el instante en que la Tierra pasa por una determinada
posición de su órbita alrededor del Sol. En el caso del otoño, esta
posición es desde la que el centro del Sol, visto desde la Tierra, cruza
el ecuador celeste en su movimiento aparente hacia el sur. Cuando esto
sucede, la duración del día y la noche prácticamente coinciden, y por
eso, a esta circunstancia se la llama también equinoccio de otoño."
Dani Sanchis. Prorrumpir Andrómeda. 2010.
Somos bien poca cosa, pero mantenemos viva la curiosidad y eso nos salva. No hay más.
Vincent Van Gogh. Viñedo rojo cerca de Arlés. 1888.
"¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa Conjunción de los astros, en qué secreto día Que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa Y singular idea de inventar la alegría? Con otoños de oro la inventaron. El vino Fluye rojo a lo largo de las generaciones Como el río del tiempo y en el arduo camino Nos prodiga su música, su fuego y sus leones. En la noche del júbilo o en la jornada adversa Exalta la alegría o mitiga el espanto Y el ditirambo nuevo que este día le canto Otrora lo cantaron el árabe y el persa. Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia Como si ésta ya fuera ceniza en la memoria."
Jorge Luis Borges. Soneto del vino. (Recogido en El otro, el mismo. 1969)
Pablo Picasso. Minotauro, mujeres y bebedor. 1933.
Qué bonito retrato de Marco Aurelio le ha salido a Picasso. Como para ilustrar sus Meditaciones. O las de Borges. Disfrutad de la fiesta, queridos, que el tiempo vuela.
Christian Åslund / Greenpeace. Oceano Ártico. 2015.
Nos lo cuenta Greenpeace:
"El Arctic Sunrise navega ya en las aguas árticas de Groenlandia. Está allí para ser testigo de primera mano de los sondeos acústicos submarinos
que la empresa noruega TGS Nopec realiza en busca de petróleo. Unas
prospecciones en un ecosistema único ya muy amenazado por el cambio
climático y la industria petrolera -empresas como BP, Chevron, Statoil o
Shell han conseguido también licencias de exploración y perforación-.
Tras varios días de navegación, finalmente nos hemos acercado lo suficiente al barco que está disparando los cañones de aire hacia el fondo marino para ver si esconde petróleo.
Hemos sumergido nuestras cámaras y micrófonos bajo el agua y hemos
escuchado los cañones de aire cuando explotan las cargas cada 10
segundos bajo las aguas del Ártico, 24 horas al día, siete días a la
semana hasta que cubran a finales de octubre los 7.000 km de transectos
del sondeo. La intensidad de la explosiones es tal que los compañeros
que estaban tomando las imágenes las han sentido en su cuerpo, a pesar
de estar en una lancha sobre la superficie."
"¿Cómo lo sentirá entonces la vida marina que tenga la mala suerte de toparse con ellas? Son cañonazos de 259 ensordecedores decibelios
que, para hacernos una idea, si se emitiesen fuera del agua sería el
equivalente a ocho veces el sonido que emite un avión de motor a
reacción al despegar. Las consecuencias para especies como las ballenas o los narvales son fatales
ya que dependen del oído para orientarse y comunicarse. Las explosiones
pueden causarles pérdida de oído, alteración de sus rutas migratorias,
estrés y mayor riesgo de quedar atrapados en el hielo."
Christian Åslund / Greenpeace. 2015.
No hay país, por civilizado y democrático que sea, que no se pliegue a los intereses de las corporaciones petroleras, por muy destructivos e irreversibles que vayan a ser.
Fotografías de oficinas de correos y de objetos perdidos.
Aunque no tan populares como las dedicadas a Goldberg o a Diabelli, las Variaciones Bartleby inspiran la conducta diaria de la legión de seguidores del escribiente creado por Herman Melville, diligentes cultivadores de mil formas de desobediencia. Aquí van unas cuantas, que esperamos sean completadas a vuelta de correo por los miembros de tan internacional cofradía, si no es mucho pedir.
Partimos, lógicamente, de pie forzado: - "Preferiría no hacerlo" (Tema, o "temazo")
- No lo veo. (Menuetto)
- ¡Pues va a ser que no! (Scherzo)
- Ya me gustaría, pero... (Adagio ma non troppo) - No consientas, culo, que no hay lavativa. (Vivace)
- Eso ya lo hice y no tengo especial interés en volver a hacerlo. (Allegro)
- Ni por un cortijo. (Presto) - Lo haría, pero solo por imperativo legal. (Moderato espressivo)
- Si hay que hacerlo, se hace, pero, total, ¿para qué? (Andante ma non troppo)
- Monta aquí, y verás París. (Alla Marcia)
- Te pongas como te pongas, no lo voy a hacer. (Grave)
- Démosle a otro la oportunidad de hacerlo. (Perpetuum mobile)
- Que nooo... (Afettuoso e sostenuto) - Convertido por las circunstancias en "quietista", no había quien lo pusiera a trabajar. (Largo, alla maniera di Miguel de Molinos)
- ¡Y tú qué más quisieras...! (Allegro prestissimo con fuoco)
- Con lo que me costó dejarlo... (Larghissimo) - Ni dios, ni amo, ni puta gana. (Agitato)
- ¡Qué pereza! (Lento) - La ciudad no es para mí. (Fuga)
Hitchcock en la oficina de correo no reclamado.
¡Ánimo, desobedientes! Mandad vuestra propia "variación" cuanto antes. No lo dejéis para otro día.
Emigrantes en la frontera entre Francia y Reino Unido. Verano de 2015.
Hablaron de "enjambre" los zánganos de la colmena. Y no se abrieron los cielos.
Philippe Huguen. Cientos de "sin papeles" tratan de penetrar durante la noche en las instalaciones del Eurotunel en Calais para cruzar el Canal de la Mancha. Verano de 2015.
Todo en aquel sujeto resultaba colorista y divertido, pero solo para un rato.
Chaquetas y complementos en una tienda de Nudie Cohn
De mucho efecto aunque bastante previsible. Difícil de combinar con cualquier otra cosa e injustificadamente caro.
Nudie Cohn delante de uno de sus coches "personalizados".
Aunque sentía una chocante debilidad por cualquier cosa que tuviera que ver con el espectáculo y la autopromoción, siempre quedaba en evidencia lo limitado de sus pomposos recursos.
Gram Parsons, "the grievous angel", de visita en la tienda de Nudie Cohn en Los Angeles.
Era, en definitiva, como el negocio de un sastre especializado en vestir a músicos "country".
"Oh, Insolvencia, tú sí que nos has dado el nombre verdadero de las cosas", clava Juan Bonilla en el prólogo a la novela Rosa Rosae, de Víctor Botas, recién reeditada por Renacimiento.
Keith Haring. Pintura inacabada. 1989.
También nos ha dado la referencia exacta de su escasísimo valor.
Distintos aspectos de la exposición de Roberto Pajares. Fotos de F.G.
Bajo el título “La pescadería del desierto”, Roberto Pajares ha convertido el espacio pavimentado con cantos rodados de la UPL en una gran pecera, una suerte de vivero en el que se desarrollan unas cuantas escenas marinas (que sugieren algo así como un fondo abisal con posidonia serrana atravesado por desconocidas especies; la estimulante silueta de “la Peza”, una medio sirena rampante; un banco de “peces veleta” armados y esperando en perfecto orden de combate a los cambiantes vientos; varios pescados fusiformes dignos de protagonizar calenturientos sueños húmedos; “peces lanza” coordinados en un paso de danza como soldados viejos en su cajón, y un amenazante “pez máscara”, todo él dentadura mortífera con su doble sierra a punto), con una variedad formal solo disfrutable por igual en el mostrador de una pescadería fantástica o tras la inmersión en los fondos marinos de una película inspirada por Julio Verne.
Roberto Pajares trabajando en Lomos de Orios (La Rioja).
Se trata, en palabras de su autor, de una instalación de “signos en el aire para no olvidar que nos robaron el mar,” y tiene su origen remoto en sus recuerdos de un taller de escultura que organizó en el desierto del Sahara con muchachos a los que enseñó a construir molinos de viento y veletas, y a desarrollar su capacidad simbólica como vehículo a través del que dar salida a la añoranza de un mar perdido para siempre.
Para construir su maremágnum, nuestro particular Capitán Nemo ha recurrido a materiales de diversa índole encontrados en su entorno vital (árboles caídos, el capó de un 4L desguazado, varas, chapas abandonadas, musgo,...), restos desechables que ha reutilizado transformándolos mediante su intencionada manipulación en objetos cargados de fuerza expresiva. Las huellas del proceso (soldaduras, cortes mecánicos, ensamblajes, forjados,...) enriquecen el resultado final, dominado por la omnipresencia del fuego con su huella variable, presente en acabados, texturas y colores alterados.
Los pescados desurdiéndose de la chapa del Renault... (Foto de Roberto Pajares)
...y atentos para ver desde dónde sopla el viento.
Es el trabajo de un visionario, probablemente el artista más autónomo y personal, -más libre-, de los que se dan en nuestras latitudes riojanas (por tierra, mar o aire). Alguien admirable tanto por sus obras como porque viene demostrando que se puede vivir al margen de las instituciones (incluida la artística), lejos del gusto oficial y pasando de las modas.
Poco a poco Roberto Pajares va consiguiendo lo que a veces ha contado que quiso desde muy joven: tener un jardín ilimitado donde vivir en permanente relación con la naturaleza, un lugar donde crear con pobres materiales una obra hermosa y fértil, donde acoge generosamente a sus numerosos fieles prodigando su amable hospitalidad.
Hay que aprovechar como una extraordinaria ocasión la posibilidad de ver estas singulares obras en un entorno urbano y, rodeados por ellas, sentir de la mano de Pajarito que recuperamos por un momento el mar que alguna vez nos perteneció.