martes, 12 de abril de 2016

El canto de la mina


F.G. Interior de la mina La Providencia, en Jubera. 03.2016.

En las proximidades del pueblo riojano de Jubera se explotaron discontinuamente (la última vez durante unas pocas décadas del siglo pasado) unas minas de plomo que tuvieron por buen nombre “La Providencia".
F.G. Bocamina en La Providencia, en Jubera. 03.2016.
Se ubican en un angosto barranco que encajona al río San Martín, afluente del Jubera, y están constituidas, dentro de una zona kárstica, por un espectacular conjunto  de cuatro bocaminas y múltiples galerías y pasadizos originados por la filtración del agua y la disolución de la roca caliza,  ampliados después por la acción humana para su explotación económica.
F.G. Cascada en el río San Martín, en Jubera. 03.2016.
Esos recónditos lugares se llamaron históricamente “Túneles de los Moros” y guardan, junto a la leyenda, misterios de su explotación como complejo minero (entre los restos de arquitectura e ingeniería industrial) y otros relacionados con la naturaleza, que paulatinamente va recuperando el dominio del hostil territorio, más allá de los bancales que aseguran el suelo de olivos, almendros y viñedos.
F.G. Interior de la mina La Providencia, en Jubera. 03.2016.
Entre los sonidos de las abundantes rapaces y del viento, y los intuidos ecos silenciosos del trabajo de entibadores y barreneros, canta incesante un caudaloso acuífero que, bajo la amplificadora cúpula principal, cae como cola de caballo y rompe sobre la balsa interior.
F.G. Cascada en el interior de la mina La Providencia, en Jubera. 03.2016.

Mina La Providencia, en Jubera (La Rioja). 
Cascada interior. Marzo de 2016.
Es el canto de la mina, muy distinto de otros -tan hermosos- que van diciendo, en otras largas y oscuras galerías, allá por Levante.

F.G. Cascada y poza del río San Martín, junto a la mina La Providencia, en Jubera. 03.2016.

5 comentarios:

  1. Buenas explicaciones de un paseante aplicado.¿a donde la próxima vez?.

    ResponderEliminar
  2. He tenido que cerrar los ojos y escuchar para escapar de la fuerza simbólica de cada una de las imágenes, que me acercaban más y más a «El Origen del Mundo» de Courbet. Y no me extrañaría que el pintor en cuestión, andante y amante del paseo, se hubiera inspirado en una visión similar para pintar su cuadro; por supuesto, después de haber pintado paisaje.
    H.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La eterna fascinación por las cuevas...
      Gracias por volver, querido H.

      Eliminar
    2. Siempre pensando en lo mismo, jolines.

      Eliminar