jueves, 31 de marzo de 2016

Dirección obligatoria

F.G. Viernes de Dolores junto a la Plaza del Grano, en León. 03.2016.





Cuando te invitan a seguir la corriente te suelen prometer un camino de flores.


Reja de la Iglesia de Nª Sª del Mercado. León. 03.2016.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Verde

F.G.Campo de cereal entre Nájera y Azofra. 03.2016.


"Y, ¿acaso muchos ciegos lograrán explicar el color verde mejor que uno solo?"

Chantal Maillard. (Fragmento de El espesor de la ceguera. Recogido en La mujer de pie. Galaxia Gutenberg, 2015)


Max Pam. Yorkshire. 1991.

martes, 29 de marzo de 2016

Otomáticamente, gol

Norma Bar. Hendrik Johannes Cruijff. 2016.

El ilustrador Norma Bar ha dibujado este hermoso obituario de Cruyff para la revista holandesa De Volkskrant recogiendo dos de sus mejores cualidades: el don del vuelo, que nos ponía "gallina en piel", y la capacidad de ocultarse, porque, como decía con su habitual ingenio, "si yo hubiera querido que me entendierais, me habría explicado mucho mejor."
Siempre, en el fondo o a la vista, detrás de cada persona hay un misterio.

lunes, 28 de marzo de 2016

Un haiku de Henry D. Thoreau, o El ángel de la primavera

Henry David Thoreau a los treinta años, fotografiado por Benjamin D. Maxham.

En   Volar, el imprescindible libro que acaba de editar Pepitas de Calabaza recogiendo la abundante presencia de los pájaros en la obra de Thoreau, se ha colado un precioso haiku inesperado, seguramente fruto del afinado oído del poeta Eduardo Jordá, traductor al castellano de tan asombrosa imagen.
No es necesario cortarlo. Dice así:

"El azulejo carga con todo el cielo sobre su espalda."




Deslumbrante. Basta con verlo y escucharlo.


El nido de Thoreau en los bosques de Walden. 1854. Primera edición.
"Ese azulejo en el manzano, que gorjea de forma tan inocente para averiguar si sus compañeros se hallan en los alrededores, es el ángel de la primavera. Tiene los colores del cielo que está por encima y del subsuelo que hay debajo. Y nos anuncia que una inocente y dulce melodía (la melodía terrestre) podría haber nacido en un lugar intermedio entre la tierra y el cielo."

viernes, 25 de marzo de 2016

La piedad



Una de las 300.000 víctimas de la guerra de Siria en brazos de su padre, otra víctima. Foto de Manu Brabo, premio Pulitzer 2013.
El crimen, individual o colectivo, pero siempre injusto, está (como se encargan de recordarnos a diario los medios de comunicación –ahora en Bruselas, mañana en cualquier otro lugar-) entre nosotros.
Samuel Aranda. Un herido en las revueltas de Yemen abrazado por su madre. Premio World Press Photo 2011.
La brutalidad es universal y eterna, sus secuelas perdurables, y el dolor que produce mueve conciencias y voluntades.
W. Eugene Smith. Tomoko Uemura bañada por su madre. 1971 
Las imágenes de los periódicos despiertan automáticamente nuestros sentimientos y emociones: sacan a la superficie lo mejor de entre lo más hondo, y suelen generar empatía y compasión.
Miguel Ángel Buonarroti. Piedad Palestrina. 1550. Foto F.G.
Quien está atento a las fotografías de su época percibe frecuentemente reminiscencias de iconos arquetípicos que formaron parte del lenguaje común de los grandes artistas, que recurrieron a ellos para representar con eficacia y acierto perdurable los crímenes del pasado.
Vincent Van Gogh.La Piedad de Delacroix. 1889.
Quizá la tradición de representar cuerpos yertos, vencidos, derrotados por la infamia, tenga una explicación antropológica además de la mera plasmación de la dolorosa evidencia cotidiana: en esas imágenes nos reconocemos vulnerables, y, a la vez que la necesaria rabia, sentimos la necesidad y dependencia de los otros.
Oskar Kokoschka. Piedad. Cartel para una obra teatral. 1909.

Taller de Juan de Juni. La lamentación o La piedad. 1540.



La piedad, la compasión, la misericordia y el amor a los demás, son virtudes perfectamente laicas, y tan dignas de cultivo como el afán de justicia y el sentimiento de fraternidad, con las que conviven civilizadamente.

Marcos Moreno. La niña que llegó huérfana a las costas españolas a la que sus rescatadores de Cruz Roja llamaron Princesa.
 La piedad es un arma cargada de futuro.

jueves, 24 de marzo de 2016

Por la calle de la Amargura


Justo Rodríguez. Desfile de tropas en San Bernabé. Logroño, Junio de 2016. III Premio de Fotoperiodismo del Parlamento de La Rioja 
y la Asociación de Informadores Gráficos de La Rioja.
En vista de que el comercio y el turismo lo invadían todo, el excelso varón se apartó voluntariamente, añadiendo a la lista de ofensas y aflicciones conocidas los nuevos dolores de la banalización y el menosprecio.


G. F. Haendel. El Mesías. Worthy is the lamb; Blessing and honour; Amen. 
N.Y. Philharmonic O. y Westminster Choir. Leonard Bernstein

miércoles, 23 de marzo de 2016

No photo

Miguel Ángel Buonarroti. Capilla Sixtina. Sibila Délfica. 1509.
La Capilla Sixtina es un faro que atrae desde hace siglos a un ingente público de todo tipo. Su magnetismo es tan importante que un altavoz, haciendo honor a su descriptivo nombre, trata de imponerse al murmullo y advierte a los visitantes de todas las prohibiciones que se les urge a cumplir.

Prohibiciones en la Capilla Sixtina. 
Ciudad del Vaticano. 03.2016. Fuente: J.H.
Miguel Ángel Buonarroti. Capilla Sixtina. Sibila de Cumas. 1510.
A partir de ese momento, ¿se ve la pintura o sólo se la escucha? 
El eco del altoparlante con el que el maestresala supervisor de la cámara de las maravillas proyecta su inclemente vozarrón contra las paredes y el techo de Miguel Ángel impide "ver". 
Desde que se oye su tonante voz metalizada ver se hace imposible, y el espectador queda alarmado, pero no alerta, que es como un individuo interesado ha de enfrentarse a cualquier manifestación artística.
Miguel Ángel Buonarroti. Capilla Sixtina. El pecado original y la expulsión del Paraíso. 1509-10

Es como si, tras un disparo disuasorio del administrador de la finca, el ciervo que a la fuente de agua fresca iba veloz tuviera que emprender la huida manteniendo un ojo pendiente del camino a recorrer y el otro tratando de vislumbrar al cazador, manteniéndose en todo momento desenfilado de su perentoria amenaza.
Miguel Ángel Buonarroti. Capilla Sixtina. Un réprobo condenado tras el juicio. 1537-41.
Un desbarajuste que devalúa la imponente advertencia del Juicio Final y la transforma en un aviso de arresto preventivo en un correccional si es que te pillan haciéndote un selfi.

(Editado a partir de la información suministrada por el corresponsal volandero de mcs en la Santa Sede, el beato J.H.)

martes, 22 de marzo de 2016

Los bodegones atómicos de Janire Nájera


Janire Nájera. Todas las fotografías forman parte de la serie Artefactos, incluida en el proyecto The Black Hole. 2012.
La artista Janire Nájera presenta en la sala de exposiciones del Ayuntamiento de Logroño (dentro del festival Mujeres en el arte en La Rioja, impulsado por Susana Baldor) una parte de su proyecto The Black Hole, en el que desde hace siete años viene documentando un extraño lugar que acaba de cerrar en Los Álamos, Nuevo México.
Janire Nájera en el Ayuntamiento de Logroño. 03.2016.
El “Agujero Negro” fue un baratillo de excedentes militares relacionados con la basura nuclear generada en el secretísimo centro que investigaba sobre las posibilidades bélicas de la energía atómica, ya utilizada en la segunda guerra mundial, origen de la disparatada carrera armamentística y amenaza latente de confrontación internacional durante toda la guerra fría y hasta la actualidad.


Un técnico de ese laboratorio estadounidense, Ed Grothus, se recicló en activista resistente y fue agrupando durante tres décadas viejas reliquias inservibles en una especie de descoyuntado museo tecnológico con mucho de abigarrada leonera, donde se liquidaban, a precio de risa, los frutos de la obsolescencia tecnológica y la basura ideológica nuclear, igualmente radiactiva y tan dañina como aquella.

Fue un proyecto ilusorio que, por sus bizarras características, podría considerarse como plenamente artístico: inviable de todo punto salvo para la curiosidad, ligado a un empecinamiento personal insostenible y condenado irremediablemente al fracaso. ¿Alguien da más? Se entiende la fascinación por “Ed, el atómico”: es como un personaje postizo creado a medias por Robert Crumb y Joan Fontcuberta.

Los artefactos que de entre su ingente acumulación seleccionó y fotografió Janire Nájera en las vísperas de la “liquidación por cese de negocio” tienen un poderoso atractivo, en el que a la rotunda belleza formal se suma el misterio de su utilidad práctica y, sobre todo, su hipotético (e improbable) poder destructivo. 

Recuerdan a los extravagantes e inseguros productos fabricados por la corporación ACME en los dibujos animados de Looney Tunes protagonizados por el Coyote y Correcaminos, el gato Silvestre o Bugs Bunny: cuando aparecen en escena se presiente que la catástrofe está asegurada, aunque no se intuya por dónde va a venir ni qué efectos provocará.

Ha utilizado para fotografiar sus “bodegones atómicos” una luz uniforme, frontal, cruda, con un encuadre constante, aséptico, de visión perpendicular y fondos neutros. El resultado, por chocante que resulte, recuerda más que a otros fotógrafos “sistemáticos” a artistas de otras disciplinas especialmente atraídos por el volumen, la composición y el equilibrio: pienso en Giorgio Morandi, en las pequeñas esculturas agrupadas de Barbara Hepworth y en los pintores de naturalezas muertas del barroco español, con esos fondos sobre los que se destaca, flotando, un frutero, una colección de utensilios de cerámica o un santo fraile mercedario. 


Estos pobres vestigios de armas para la destrucción masiva se convierten en las series fotográficas de Janire Nájera en una especie de cuento -entre moral y cruel- sobre el progreso (o una concepción enferma de la idea de progreso) que acaba reducido a chatarra más o menos contaminada.

Es un trabajo excelente cargado de humor negro, en el que, junto a sus indudables valores plásticos, se perciben los resultados de su sólida formación periodística y su especialización en fotografía documental; un rico bagaje que la ha llevado a crear obras y exponer en medio mundo y a publicar en los medios internacionales más prestigiosos.




Janire Nájera
The Black Hole
(Hasta el 27 de marzo de 2016)
Sala de exposiciones del
Ayuntamiento de Logroño

lunes, 21 de marzo de 2016

La vida sigue


F.G. Desembocadura del Iregua. 03.2016.
 Ya está aquí otra vez, puntual, la primavera. Pero no te descuides, amable lector, y disfruta de ella todo lo que puedas, porque no estará siempre.  

"Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte 
tan callando;
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.

F.G. Avenida de la Paz. 03.2016.
 No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera,
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera.

F.G. Campos de Varea. 03.2016.
Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que en este mundo traidor,
aun primero que muramos
las perdemos:
de ellas deshace la edad,
de ellas casos desastrados
que acontecen,
de ellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallecen.

F.G. Junto a las tapias del seminario. 03.2016.


Por eso no nos engañen
pues se va la vida apriesa
como sueño;
y los deleites de acá
son, en que nos deleitamos,
temporales, (...).


Jorge Manrique. Coplas a la muerte de su padre. 1477.
F.G. Camino de Santiago en La Grajera. 02.2016.
"Dejónos harto consuelo
su memoria."



viernes, 18 de marzo de 2016

¡Todos a la vez!

Chris Ware. "All togheter now". Portada para el New Yorker. 2014.
Demasiadas veces tenemos ante la vida y hacia "lo público" la misma actitud que los padres con las fiestas escolares en las que participa alguno de sus queridísimos vástagos: no tenemos ojos (ni móvil) más que para ellos, y nada nos importa el argumento general ni la puesta en escena salvo si es útil para que se pongan de manifiesto las increíbles cualidades del chiquitín. Qué más da que la función acabe por venirse abajo, llevándose de paso al niño (y a todos sus amiguitos) por el desagüe.
Bernard Plossu. México D.F. 1966


jueves, 17 de marzo de 2016

Al compás del corazón

Marta Fernández Calvo en acción. (Todas las fotos, de Lucía Corrales, proceden del facebook de la artista)
Cuando el arte aspira a algo distinto y superior a la mera imitación de la realidad, las formas de expresión tradicionales se suelen demostrar insuficientes como vehículo de intervención y conocimiento, y aparecen nuevos comportamientos creativos -casi siempre efímeros- ligados a la experiencia personal.
La   artista Marta Fernández Calvo (que ha vuelto a España después de un largo periplo internacional formativo y creador, atraída por el momento de ebullición social que se vive en nuestro país y con la intención de participar en él activamente) ha presentado en Madrid, en el marco de Casa Leibniz, un trabajo específico para el palacio de Santa Bárbara que la acogía, una performance titulada 696 pulsaciones
El   punto de partida fue la reacción física que le provocó su primera visita al lugar, un deseo irrefrenable de correr por sus estancias y la necesidad apremiante de traducir ese deseo en una acción que la llevara a apropiarse de las cualidades esenciales de tan fascinante espacio.
Elaboró primero un plano emocional del edificio midiendo sus estancias a través de las pulsaciones generadas por la taquicardia, y estableció una dialéctica estratégica compleja entre el lugar, la agitación interna producida por la vivencia emocionada de ese espacio y los signos externos de esa emoción manifestados en acciones de intención artística llevadas a cabo colectivamente por un grupo de performers interactuando entre la arquitectura y el público que acudía a los salones, tratando de recuperar el nivel de sensación e intensidad emocional que “topografió” la artista en su visita inicial.
El   edificio, naturalmente, no permaneció inerte: el palacio vibró, latió y se transformó, aportando a la acción su mudable contenido y los sonidos que generaba el flujo constante, sumando el crujido de las tarimas, los murmullos cómplices y las voces distraídas de los visitantes a los ruidos propios de los fantasmas titulares.
Marta Fernández Calvo asegura que la acción consiguió su pretensión: “la toma de consciencia del afuera desde la percepción de lo que acontece dentro.” 
¿Qué queda de todo ello, pasado el tiempo? ¿Qué queda de una acción al margen del mercado que no genera objetos perdurables más o menos convencionales? Poco o mucho, según se mire: unos cuantos documentos del proceso y la memorable emoción de los espectadores que lo compartimos, y que confirmamos la intuición de que los latidos del corazón son una excelente unidad de medida para las emociones y un poderoso motor para la acción.
Quien lo vivió (quien lo vio, quien lo sintió, quien lo escuchó) lo sabe.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Entrega especial

F.G. Esperando el favor. Madrid. 02.2016.
Lo que ves, amable visitante, no es ni un vivero de primores agrícolas ni una placenta nutricia. 
Tampoco la célula de un soviet de los que profetizó hace bien poco Esperanza Apocalíptica, ni un envoltorio artístico de Christo y Jeanne-Claude.
Nada que ver con los capullos ojivales que a veces hemos visto en el cine, esas vainas provenientes del espacio exterior y cargadas de replicantes "más humanos que los humanos" esperando su momento de eclosión, dispuestos en batería como los guisantes en su suculenta nave nodriza, y disfrutando mientras llega su hora de un microclima agradable. 
Tampoco es un invernadero para fumadores de los que instalan los bares invadiendo el espacio público.
Si te fijas bien verás que se trata de un paquete de fieles devotas del milagroso Cristo de Medinaceli haciendo demorada cola en la madrileña calle del mismo nombre, protegidas de la intemperie y con el amable confort de la silla plegable, la mesa camilla, el termo de café con leche y las pastitas, mientras llega la hora y se les permite el acceso a los oficios de la basílica.
Como todas son mujeres (¿dónde estarían sus queridos maridos e hijos, en este apurado trance?) cabe la duda sobre si son voluntarias y han acudido libremente o, como nos cuentan los viejos romances, son cautivas y han sido empaquetadas, facturadas y transportadas por mensajería para pagar un ominoso tributo ancestral a algún malandrín.
Sea como fuere, llama poderosamente la atención la imaginación práctica de esta arquitectura efímera y traslúcida, que demuestra una considerable pericia paquetera y que vendría a demostrar, una vez más, la tradicional relación entre las devociones y el comercio.

martes, 15 de marzo de 2016

Enmudece, escucha...


Ramón Gaya. Porcelana.

"(...) El silencio es una llamada, pero no una llamada personal -como decimos los cristianos que hemos sentido haber sido elegidos para una singular vocación-, sino una llamada puramente impersonal: el imperativo a entrar no se sabe donde, la invitación a despojarse de todo lo que no sea sustancial, en la creencia de que desnudos nos encontraremos mejor a nosotros mismos. Algo o alguien dice dentro del hombre: enmudece, escucha... Uno nunca puede estar seguro de haber oído realmente esa voz, pero si de hecho enmudece y escucha con regularidad es que probablemente la ha oído. De no ser así, no encontraríamos las fuerzas para enmudecer y escuchar."

Pablo d´Ors. Biografía del silencio. Siruela, 2012.
V.S. Jivaskyla. Finlandia. 07.2013.

lunes, 14 de marzo de 2016

El saber antiguo de "Nene de Santa Fe"

Manuel Carmona Heredia, “Nene de Santa Fe”.
El mundo del flamenco es tan rico y diverso que no para de dar agradables sorpresas a la afición. Por ejemplo descubrir a sus 66 años a un excelente cantaor en plena madurez artística, que ha hecho una carrera discreta al margen del relumbrón de las grandes citas y de los discos, y que se atreve con un “encierro” muy exigente que le obliga a esfuerzo y tensión continuos, y a una entrega a prueba de públicos renuentes. 
Zambra del Cujón. Granada, 1890. Foto de José García Ayola.
Esto es lo que disfrutamos en el concierto de Manuel Carmona Heredia, “Nene de Santa Fe”, que se enfrentó a pecho descubierto y con la exclusiva ayuda de un excelente escudero, Paco Cortés, a cien minutos de concierto lleno de peligros. Con esos apellidos y su denominación de origen, huelga decir que la casta gitana está asegurada: lució una voz muy expresiva, doliente, afillá, de amplio colorido y hondo rajo, y todo lo que cantó sonó antiguo y cabal.
Postal de las cuevas granadinas. Circa 1950.
Como no quería dejar de hacer nada de lo mucho que sabe, se trajo una escaleta con los palos que iba a afrontar (una costumbre habitual en otros géneros y necesaria para grupos amplios, pero inédita, que yo sepa, en un cantaor flamenco), lo que corrobora la seriedad profesional con que acudió a la cita. 
Sus credenciales tuvieron la forma de un romance a palo seco (una preciosa variante del Romance de la hermana cautiva, o de los dos hermanos, que cantó, a pie firme, como si lo hubiera aprendido en una fragua, acompasándose libremente al ritmo de su respiración); una rica colección de tangos de diversa procedencia; las malagueñas de Chacón (con una expresa mención emocionada al maestro en su letra) cantadas con admirable solvencia y con la ductilidad que requiere tan delicada joya; unas alegrías, encabezadas por la cantiña de la rosa (que le ayudó a dibujar, muy hermosa, el portentoso caballero de la guitarra) y con otro saludo, esta vez a Pastora Pavón, la Niña de los Peines; 

Grupo de gitanos en el Sacromonte granadino. Circa 1960.
siguió con una larguísima tanda de soleares muy gitanas, de preciosas letras cargadas de derrota, con su cita acordándose de Fernanda de Utrera, e hilvanadas con brillantez constantemente renovada por Cortés; un taranto lleno de musicalidad, tan hondo como luminoso, y una taranta tremenda, en la que logró convertir el elogio toponímico en arte mayor; una caña canónica, en maestro antiguo, grande desde los “ayes” hasta el final; y, para terminar, una seguiriya llena de arrojo y sentimiento, de emoción y valor, en la que se apreció, sin mencionarlo, el recio influjo de Antonio Mairena. 
Como anunció desde el principio, puso todo su corazón para gustar, y cualquiera de los cantes de la noche valió todo un concierto, pero hubo que esperar a la propina (un marco de bulerías -¿fuera de la escaleta?- en el que cupieron, entre otros, Caracol, Mairena y la Bernarda) para que recibiera el merecido premio de una cerrada ovación con el público puesto en pie.
Así es la vida: unas veces nos pasamos de generosos y otras desdeñamos el mérito.
Sacromonte granadino. Circa 1930.
Su compañero, Paco Cortés, demostró que es un guitarrista virtuoso, con un sonido amplísimo y poderoso, contundente y misterioso, desde los hondos graves del bordón hasta los delicadísimos trémolos, que toca con tal levedad como si lo hiciera en negativo, despojados al máximo. Tiene una riqueza melódica prodigiosa, gran imaginación y siempre resulta muy flamenco, sabiendo, cuando es necesario, sonar “antiguo”, chispeante y muy alegre. Tanto en solos y falsetas como sirviendo al cante resultó siempre “cantabile” y flexible, y acompañó a su “primo” Manuel de maravilla.
En definitiva, una gran noche de dos maestros en plena forma. Un auténtico placer con regusto añejo, muy especial, para recordar.



"Nene de Santa Fe"
Paco Cortés, guitarra
Salón de columnas del Teatro Bretón
Logroño
10 de marzo de 2016


Otras crónicas de los Jueves Flamencos de 2016:
Argentina
Luis "El Zambo"
Guadiana
Rocío Márquez