martes, 26 de enero de 2016

¿Cómo suena el ataque nocturno de la policía a un campo de refugiados?


Banksy. Cosette, la pequeña heroína de Los miserables, afectada por los gases lacrimógenos de la policía. Foto de Christian Sinibaldi.


Una intervención de Banksy en la tapia contigua a la embajada francesa en Londres ha servido para difundir masivamente un vídeo que recoge la utilización de gases lacrimógenos y pelotas de goma en los ataques policiales para desalojar el campo de demandantes de asilo de Calais. Un  código QR, al lado de un bote de humo, remitía directamente a cualquier teléfono a estas imágenes:

 Operación policial en la Jungla de Calais. 5.1.16.

Escenas de guerra en el balneario europeo, donde el enemigo a batir es el contingente de refugiados que arriesgan su vida huyendo de la miseria y la muerte generada por la codicia y la intolerancia en sus países, territorio habitual de las guerras económicas y dictaduras teledirigidas desde Occidente. Un bucle inagotable. E intolerable.
Un refugiado observa en La Jungla el retrato de Steve Jobs pintado por Banksy.
En  el interior de La Jungla, Banksy pintó a Steve Jobs (hijo de sirios emigrados) como a cualquier otro refugiado, huyendo temeroso con un saco al hombro y su viejo modelo de ordenador macintosh. “Encuentro escandaloso y vergonzoso que este artista aproveche la miseria de los migrantes y saque provecho de un campo para hacerse publicidad. Condeno a este artista. Lo encuentro innoble”, ha declarado la sumarísima alcaldesa de Calais, desinteresada, noble y altruista como ella sola. No se sabe qué ha hecho o va a hacer ella contra "la miseria de los migrantes", además de dar apoyo logístico a la policía.
Philippe Huguen. Residentes del campo de refugiados de Calais tratan de salvar restos de sus
 pertenencias arrasadas por los bulldozers policiales.

EEn   el caso español, el mayor gasto público a favor de los migrantes han sido las pancartas colgadas de las fachadas de algunos ayuntamientos cuando la opinión pública simpatizaba con esa causa de lesa humanidad. Bien poca cosa. 
Después, nada. 


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