viernes, 30 de octubre de 2015

Fundido en blanco


Susanna Hesselberg. Pintura #3. 2011.
Los lomos de sus libros perdían el color a la misma velocidad con la que se disolvía para siempre su memoria.
Susanna Hesselberg, “When My Father Died It Was Like a Whole Library Had Burned Down.” 2015.

jueves, 29 de octubre de 2015

Lo que cantan las campanas

Hans Hillmann. Cartel para Crimen y castigo, de Pierre Chenal. 


"Vendrán más años malos
y nos harán más ciegos;
vendrán más años ciegos
y nos harán más malos.

Vendrán más años tristes
y nos harán más fríos
y nos harán más secos
y nos harán más torvos."

Rafael Sánchez Ferlosio. Campana vespertina. (Recogido en Campo de retamas. Random House, 2015)


Hans Hillmann. Cartel para La vida comienza mañana, de Nicole Védrès.


Campanas en Comillas. Cantabria.
09.06.2013.

Todo es susceptible de empeorar. También eso se escucha, si bien te fijas, en el doblar de las campanas.


Hans Hillmann. Cartel para La soledad del corredor de fondo, de Tony Richardson.



miércoles, 28 de octubre de 2015

Se busca pajarillo volandero

F.G. Hospedería La mano tendida. 24.10.2015.
“Una jaula salió en busca de un pájaro.” 

Franz Kafka. Escritos póstumos. Aforismos (1918). Galaxia Gutemberg, 2003.
Carbonero entrando en una casa nido. Foto de Iñaki Jarauta.  

En   este caso el asunto no es tan grave: una casita hecha por Iñaki Jarauta (parapajaros.com) con maderas de pino, olivo, encina y almendro, ha salido a nuestro balcón por ver si algún herrerillo, un carbonero u otra avecilla afín tiene a bien ocuparla en su momento y proveernos -a cambio de hospedaje- de entretenimiento dinámico y sonoro para los tiempos por venir.

Cantos de herrerillo capuchino.
Guía sonora de las aves de Europa. 
Lynx edicions.

Herrerillo fotografiado por Iñaki Jarauta.
Ahí queda, con la puerta permanentemente abierta.
Trataré de ser un buen vecino.
Y ya os iré contando, si hubiera qué.

F.G. Casas de pájaros en el Ayuntamiento de Le Bourg. Vers. Francia. 09.2015.

martes, 27 de octubre de 2015

La campaña de alfabetización de Ángel Guache


Ángel Guache apareciéndosele al fotógrafo Leo Cobo.
El poeta inoxidable (e inabarcable) Ángel Guache ha escrito para Ajonjolí (la división `para niños de todas las edades´ de Poesía Hiperión) un librito lleno de virtudes titulado Abecedario ilustrado para monstruitos que puede utilizarse con el mismo provecho como manual somero de educación para la ciudadanía y como la nueva Enciclopedia Álvarez para la santa infancia del siglo XXI.
La portada del Abecedario, con una ilustración de Marta Serna.
En él, a partir del pie forzado de las letras del alfabeto, presenta veintinueve poemas incendiarios en los que explica todo lo que los mocetes necesitan saber acerca de la ética (con entradas como Xenófobo, Luz, Ñoño y Quizá), las buenas costumbres (tanto alimentarias –Jamón, Melón, Nuez, Uva-  como higienistas –Gimnasia, Sucio, Zapato, Hipo, Yoga-) y la diversidad del conocimiento, desde la mecánica celeste (Amor) a las ciencias naturales (Beso) pasando por la Fauna (Elefante, Oso, Rana, Vaca),  la Anatomía (Culo, Teta) o la logística gore (Frigorífico). ¿Para qué más?
Un bonito regalo de tíos “raros” (abstenerse, pues, Gilitos, Aquiles  y Grants) para sobrinos queridos.  Los niños que lo consigan por esa o por otra vía podrán salirse del mostrenco octosílabo (cacaculopedopís) y deleitar a las visitas, autoridades educativas y guardianes de la moral con estos delicados frutos de la alfabetización puesta al día.

El dúo Guache & Pull, dibujados por Gueli Torres.

Por si fuera poco, el sincronizado tándem Guache & Marcelo Pull ha puesto electricidad y adrenalina en seis de los poemas convirtiéndolos en canciones con la energía y la intención habitual: directas al hueso de la risa.
Ahí va, como muestra, este alegato antirracista de 59 segundos:


Ángel Guache & Marcelo Pull. X de xenófobo. 
Canciones para monstruitos. Gas Oil Studio, 2012.
Cómprenlo antes de que se agote o lo requise la brigadilla de la corrección, porque estamos ante una compleja trufa de la poesía popular. Si saliera algo así en Estados Unidos, la Biblioteca del Congreso no tardaría en declararlo bien del patrimonio cultural a preservar.

El patriarca Ángel Guache brindando por el futuro con la juvenil parroquia de miracomosuena.
“Y al anochecer,
Con mucho placer,
Croan rana y eco
Por el valle seco.”

lunes, 26 de octubre de 2015

Rafa Lafuente en el Teatro Bretón: la visión del testigo

Rafael Lafuente. Dípticos de la exposición "Puesta en escena". 2005-2015.
Desde hace diez años, el fotógrafo Rafa Lafuente atiende un “encargo abierto” del Teatro Bretón para documentar la variada oferta de espectáculos que van pasando por su dinámico escenario. El compromiso es tan libre como arriesgado, ya que, sin ninguna directriz ni cortapisa, la absoluta autonomía del creador le ha exigido moverse sin red ni límites de seguridad por los aspectos más variados del hecho teatral.
A lo largo del tiempo, la imprecisa encomienda ha ido cambiando paulatinamente de intenciones y ha dado interesantes frutos cada vez más abstractos y fragmentarios, voluntariamente alejados del retrato clásico de las figuras en gira, de las espectaculares escenografías y de la utilería farandulera, de conocida potencia comunicativa y tan fotogénica como ya fotografiada.
Más que por los grandes nombres o por la dimensión espectacular de la vida teatral, (la que disfruta y conserva en su memoria el público habitual, la que se propone y potencia desde la administración y la que certifica la crítica y la historia local) Rafa Lafuente ha optado por mirar tangencialmente (como corresponde a alguien que cultiva sus intereses creativos al margen del teatro) lo que ocurre antes y después de la representación y fuera de la escena, en momentos que pueden estar cargados de urgencia y tensión pero casi nunca de dramatismo. 
Quizá sea oportuno recordar que la palabra “teatro” tiene su origen griego en la acción de mirar, y es anterior a los espacios de representación, a los textos dramáticos y a la actuación profesionalizada. La visión de un fotógrafo sería, en consecuencia, una mirada cualificada, probablemente la mirada idónea para dar testimonio, y el trabajo que nos presenta Rafa Lafuente es el resultado de una introspección muy teatral sobre el paso del tiempo y el recuerdo, congelando lo efímero y sirviéndonos momentos de verdad más que de espectáculo.
Convencido de que es “teatral” todo lo que pasa en los aledaños de un escenario, ha elegido para su trabajo el entorno “marginal”, fuera de la declamación del texto, fuera de la visión frontal, fuera de la apreciación global, y opta (atendiendo a las drásticas limitaciones de su medio de expresión) por prescindir de elementos esenciales relacionados con la voz, las palabras o el espacio sonoro. Solo queda el gesto, la imagen, el silencio.

Afirma Lafuente que “una fotografía tomada en un teatro constituye una doble puesta en escena, ya que intenta aprehender algo que, en sí mismo, ya es una representación del mundo.” Su trabajo sería, pues, acotar sobre lo ya acotado, encuadrar sobre lo previamente seleccionado por la gente de teatro. Y ese fotograma, esa visión parcial, vuelve a ser acotada para presentársela al público hasta llegar a una visión esencial, aunque se componga de fragmentos. 
La ingente cantidad de material acumulado a lo largo del tiempo creó al fotógrafo un nuevo problema: cómo seleccionar entre tanta abundancia y diversidad y cómo mostrar lo elegido como un todo orgánico y coherente aunque no llegue a ser (ni aspire a serlo) un relato ilustrado de la rica historia reciente del Bretón. No hay más edición en las fotos que la mera elección de entre el corpus general y su presentación como dípticos en los que, por afinidades evidentes o por extrañas relaciones, las imágenes se potencian, se compensan o se contrarrestan, y crean un microrrelato misterioso o una sugestiva imagen poética. 
La exposición es un resumen esencial de emoción y esfuerzo, de inteligencia y tiempo, una bella metáfora sobre el complejo y antiguo afán de los hombres por contar a otros lo que piensan de sí mismos y lo que les preocupa. Tanto si son actores como si son fotógrafos.
Rafael Lafuente. Aspecto de la exposición con público. Octubre de 2015.
El espacio donde se exhiben las fotos es el vestíbulo del teatro, un bullicioso lugar de recepción y tránsito, de urgencias y encuentros fortuitos, lleno de interferencias y paredes curvas en el que el espectador deambulante se enfrenta inesperadamente con tan atractiva sorpresa. Esas dificultades se han compensado acertadamente con la sabia elección del pequeño formato de las copias, su articulación y la disposición predominantemente horizontal, montaje en el que ha colaborado Susana Baldor, especialista en misiones imposibles.
Rafael Lafuente. Susana Baldor durante el montaje de la exposición. "Las manos de la que sabe." Octubre de 2015.
En definitiva, el trabajo fotográfico de Rafa Lafuente para el Teatro Bretón trasciende al generoso encargo documental previsto inicialmente e ilustra la inagotable pasión por contar, por representar, por divertir. Su opción ha estado siempre del lado del hallazgo visual y de la sensibilidad, y constituye un precioso recuerdo de la magia y el veneno del teatro. El reto, ahora, es “cerrar el encargo” y encontrar la manera de difundir adecuadamente todo ese excelente bagaje una vez que la exposición acabe. Es lo que se merece ese intangible patrimonio y la trayectoria del Teatro Bretón.
Un díptico inédito de Rafael Lafuente.

Rafael Lafuente
"Puesta en escena"
Teatro Bretón. Logroño
Hasta finales de 2015

viernes, 23 de octubre de 2015

Censura

Juan José Padilla fotografiado en Olivenza por Daniel Ochoa de Olza. 2012.

Se empieza prohibiendo la difusión de fotografías de toreros y se acaba exigiendo la solicitud de permisos administrativos otorgados (si conviene) por las juntas ideológicas rectoras de nuestros correspondientes movimientos nacionales. 
Cartel de la Feria de Zaragoza con Morante de la Puebla como Dalí. 2015.
Y justificando la censura previa.
Cayetano Rivera fotografiado en Las Ventas por Marisa Flórez. 2015.

jueves, 22 de octubre de 2015

El pan y los dientes


Chacho en equilibrio inestable. 1971.

Han sido muy comentadas las sabias palabras de José Mujica alertando contra los despistes especulativos de la vida moderna y recordándonos que el tiempo que nos queda por vivir es nuestra mayor fortuna.
Como en todo lo que tiene que ver con la sabiduría, no hay nada nuevo bajo el sol. Ya lo cantaba Chacho en 1971, cuando grabó El pan y los dientes (versión cañí de un tema francés de Hugues Aufray), en la que describía pormenorizadamente su disparada peripecia vital hacia el consumismo nihilista. 


 Ahí va la letra:

“Yo te conocí muy arruinao
cantar y cantar y yo estaba pelao.
Hoy podemos ir al mejor hotel
y tiempo no hay de sentarse a comer.
Cuando dientes hay tú no tienes pan,
y si ya tienes el pan no hay con qué mascar.
Cuando tiempo hay no queda un real,
y cuando hay dinero en cantidad hay que trabajar.
Yo te conocí y en mi habitación
no existía luz, agua ni colchón,
y tenemos hoy una gran mansión
donde nunca estoy disfrutándola yo.
Yo te conocí y anhelaba yo
comprar para ti una televisión.
En casa ya hay tres y no las veo jamás,
rendido yo estoy y me pongo a roncar.”




El piano de Chacho y sus Rumbas. El pan y los dientes. 
Gipsy Rhumba- The Original Rhythm of Gipsy Rhumba in Spain 1965-1974 

Así es la vida. Aprendamos de las reflexiones de Mujica y Chacho, cargadas de experiencia desengañada, y corrijamos el rumbo.


La resurrección de este sutil alegato anticapitalista se debe a su inclusión en The original rhythm of gipsy rhumba in Spain 1965-74, disco antológico sobre la rumba catalana editado por Soul Jazz a partir de la selección de David García, “El Indio”, batería de Vetusta Morla. 
Una joya llena de sorpresas. Como la vida misma.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Entomología

Castro Prieto. Boda de Leonardo y Magdalena. Huarocondo. Cuzco. 2009.
"Todo pura comedia: ni la cigarra era feliz cantando ni la hormiga necesitaba para nada el trigo almacenado. Por necedad cantaba la primera, por necedad se afanaba la segunda." 

Rafael Sánchez Ferlosio. (Pecio sin título recogido en Campo de retamas. Random House, 2015)
Martin Chambi. Cargador de chicha. 1940.

martes, 20 de octubre de 2015

Trabajo “negro”


Isidoro Valcárcel Medina en su estudio, con sus materiales fundamentales.
Siguiendo el llamativo rumbo radical de los últimos ocho años, el Ministerio de Cultura ha concedido el Premio Velázquez de Artes Plásticas a Isidoro Valcárcel Medina, señalando con acierto su “sólida y coherente trayectoria de medio siglo y su sobresaliente aportación al arte desde el compromiso ético, político y social, habiéndose convertido en un referente crítico en la escena artística contemporánea internacional.” No es pequeña afirmación, viniendo de donde viene.
Isidoro Valcárcel Medina en la acción Hombre anuncio. 1976.
En las entrevistas consiguientes, el singular artista ha destacado como principal motor de su solitaria marginalidad la intención de acordar coherentemente su acción artística con sus sentimientos, y quienes disfrutamos de las sorpresas que ese esfuerzo produce creemos que el premio reconoce y corona el mérito, por extraño que resulte.
IVM trabajando en Ilimit, libro de artista sobre los conceptos de limitado-ilimitado y seriación-exclusividad. 2012.
Tan extraño como el modo de ganarse la vida que confiesa el egregio protagonista: hace discursos para otros, discursos básicos, “sin mayores profundidades”. Seguramente, sobre el tapiz del “negro” un asesor mejor pagado bordará las flores y alabanzas que singularizarán y darán brillo al discurso emitido y publicado por el prócer (de efímero paso por alguna administración pública). O lo echará a perder por sobrepasarse con el bombo, los platillos y la nata. Ese es el riesgo.
IVM en una acción reciente en el espacio nadienuncanadano, de Madrid.
Es curiosa la naturaleza humana: el más radical es capaz de vender por poco a un cualquiera su mecánico trabajo con tal de preservar limpia y libre su creación personal, que si se acomodara mínimamente a lo que exige el mercado sería mucho más rentable.
Aunque quizá no sea tan extraño. Esas cosas se hacen todos los días por necesidad y por amor. En este caso, por amor al arte.
Isidoro Valcárcel Medina.
Por cierto: ¿qué artista encriptado (eventual, interino o funcionario) se ocultará en la redacción “institucional” -es decir, farragosa- que justifica el premio?

lunes, 19 de octubre de 2015

Refugiados

Gyorgy Kepes. Mano sobre fondo negro. 1939.

"No todo es trigo limpio", afirmó la cizaña...

Gyorgy Kepes. Flujo integrado de producción. Circa 1930.

viernes, 16 de octubre de 2015

El buen consejo

Hammershoi. Interior con joven leyendo. 1898.
"Acuérdate siempre de esta frase: `al principio de toda carrera hay un milagro de trabajo´. Y trabajo significa soledad."

Max Jacob. Consejos a un joven poeta. (José J. de Olañeta, editor. Palma de Mallorca, 2015)
André Kertész. Autorretrato con libro y flores. París, 1927.
La recomendación es incombustible, útil en toda edad y válida cualquiera que sea la inclinación y veleidades del destinatario. Tan buena como exigente; tan sabia como necesaria; tan ineludible como impracticable. 

Francisco de Zurbarán. Las tentaciones de San Jerónimo. Monasterio de Guadalupe. 1639.
Lo que resulta curioso es que esos resistentes invitados a la soledad a menudo son representados tras el parapeto de un libro, útil apotropaico que mantiene a las tentaciones a distancia. Aunque no siempre, afortunadamente.

jueves, 15 de octubre de 2015

El lenguaje de las manos




Luis González Palma. Manos en Anunciaciones de Boticelli, Poussin, Rubens y Stomer. 2007.

¿Qué no dirán las manos? 
El fotógrafo Luis González Palma seleccionó y recreó el explícito gesto de los protagonistas en varias "anunciaciones" pintadas por "maestros antiguos". Todo un muestrario de trascendente comunicación no verbal.
En   la película Encuentros en la tercera fase, de Steven Spielberg, el científico al que interpreta François Truffaut (Claude Lacombe) menciona al músico y pedagogo Zoltan Kodály para explicar las famosas cinco notas asociándolas a "fononimias" de extraterrestres,




movimientos de manos que en el popular método del músico húngaro sirven para que los niños sordos la aprecien marcando la altura de los sonidos al colocar la mano en distintas posiciones en el espacio.





Qué no dirán las manos -a menudo más rotundas y fiables que las palabras- que hasta hacen sentir la música.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Un “juglar de Dios” en Conques

F.G. Tímpano de la Abadía de Sainte-Foy, de Conques. 09.2015.
 Por si no lo hubiera dejado suficientemente claro el maestro que esculpió en el siglo XII el tímpano del Juicio Final en la fachada occidental de la iglesia de Sainte-Foy de Conques, cada noche a las nueve comparece el abad de la pequeña congregación monacal ante los peregrinos y viajeros recogidos frente a la profunda arquivolta y, aprovechando su privilegiada acústica, cuenta otra vez y subraya, con toda la gracia y los abundantes recursos de un “juglar de Dios”, una larga historia que sigue en lo esencial el guión escrito por el evangelista Mateo, al que se añadieron en su momento los personajes relacionados con la construcción del monumento. (El oficiante aporta de su propia cosecha unas cuantas “morcillas” coyunturales y varios rasgos de “orgullo comunitario” para resaltar la importancia –secular y espiritual- de la Abadía a lo largo de la historia.)
El Abad durante la abducción de la feligresía. Conques. 09.2015.

Abadía de Sainte-Foy de Conques (Francia).
El Abad explica el tímpano del pórtico. 09.2015.
Esta superproducción románica, además de un delicado atrezzo, tiene ciento veinticuatro personajes, todos ellos con papel e importancia singular: santos, vírgenes, abades, emperadores, alegorías de los pecados capitales, ángeles, demonios, los elegidos para el Paraíso y los condenados al Infierno. Todo ello en torno a un hierático Cristo en Majestad, que preside como testigo y juez por los siglos de los siglos.
F.G. Dos peregrinos a la puerta de la Adadía de Conques. 09.2015.
La secularización y la prisa por llegar a no-se-sabe-dónde ha traído consigo que la belleza de esa Biblia pétrea para iletrados deje de instruirnos hablándonos directamente (y de meternos el miedo en el cuerpo, porque desde el dintel se nos recuerda expresamente: “Pecadores: si no cambiáis vuestras costumbres, sabed que sufriréis un juicio temible”.) 
F.G. Un fragmento del tímpano de la Abadía de Conques. 09. 2015.

Por eso valoramos tanto que alguien salga de su elegida soledad para “enseñar al que no sabe” y distribuir pródigamente su caritativa hospitalidad entre los sorprendidos invitados. Sobre todo si lo hace con la inteligencia y la libertad de un nuevo Darío Fo de hábito blanco.
F.G. Uno de los "curiosos" que esperan la sentencia del juicio final en la arquivolta que enmarca el tímpano de la Abadía de Conques. 09.2015.